domingo, 28 de marzo de 2010

Preguntas gaseosas a raíz de reunión presidencial

Preguntas gaseosas a raíz de reunión presidencial
Andrés Soliz Rada
Como espectáculo fue formidable: dos presidentes, varios ministros de dos países y muchos personajes de corporaciones petroleras transnacionales dándole al acto la pompa y circunstancias que garantizaban la cobertura periodística privilegiada del evento. Lo lograron.
El hecho escueto fue este: Bolivia y Argentina firmaron una adenda para incrementar progresivamente los volúmenes de gas natural que la primera le vende a la segunda.
Pasado el espectáculo quedaron varias dudas. Sobre lo que dijeron los personajes y también sobre lo que no dijeron.
La adenda establece para ambas partes sanciones por incumplimiento. Hasta ahí bien, pero si no tenemos aún terminado nuestro inventario de reservas probadas de gas, ¿qué pasará si no resultan suficientes para cumplir con los volúmenes comprometidos?
Otra: ¿Cómo sabremos los ciudadanos de a pie y el propio gobierno si las empresas petroleras cumplen su obligación de invertir en el desarrollo de campos para incrementar la producción de gas exportable?
Tercera: Si las inversiones señaladas no se cumplen, el presidente Evo Morales anunció que el Estado boliviano las ejecutará por su propia cuenta, sin Repsol, British Gas ni las otras, sino directamente con YPFB. Esto conduce a dos preguntas:
Si YPFB puede, según el presidente, ¿Por qué entonces firmó contratos con las petroleras transnacionales? ¿Por qué no lo hacemos nosotros mismos ahora y nos evitamos estos vericuetos?
Hay una notoria e inocultable improvisación en todo lo que se refiere a la política energética nacional. Hace sólo tres días, el actual ministro de Hidrocarburos, Fernando Vincenti, al informar sobre la última estafa sufrida por YPFB, señaló lo que los bolivianos sabíamos hace varios años: YPFB requiere un cambio profundo. No ya una reestructuración, como las muchas que ha intentado el gobierno con los interinatos sucesivos, sino la creación de una entidad distinta. Entonces, ¿a quién debemos creerle? ¿A Evo o a su ministro del sector? ¿Es la actual YPFB, que se deja estafar millones de bolivianos por cualquier individuo, la que está capacitada para desarrollar campos gasíferos por sí misma?
Como una cosa lleva a la otra, salta otra pregunta de yapa: Fernando Vincenti Vargas, fue miembro del directorio de YPFB desde el comienzo mismo del gobierno presidido por Evo Morales, hace cuatro años, ¿recién hoy se da cuenta de la necesidad de refundar YPFB con cambios de fondo y no simples parches que intentan ponerle, además, interinos que jamás crearon por si mismos antes ni una sola fuente de empleo ni dirigieron siquiera una tienda de barrio? (por eso es que no se pasa de los “estudios” y más “estudios).

Los juicios de responsabilidades, cuando se ha causado daño o perjuicio al Estado, según nuestro criterio, no deben considerar solamente lo que las personas en función de gobierno hicieron, sino también lo que dejaron de hacer y que tuvo costos de oportunidad que se pueden determinar puntualmente. Si así llega a aplicarse la nueva legislación, serán muchísimos más los encausados, que el puñado de ex “gobernantes” que ahora está chillando al presentir que la justicia “se les viene encima”.
En ese contexto, Vincenti y el gobierno entero parecen haber olvidado el artículo 8 del decreto nacionalizador de mayo de 2006, que imponía la obligación de refundar YPFB, convirtiéndola en una corporación eficaz en el urgente plazo de 60 días. Pasaron cuatro años para que uno de sus directores, ahora ministro, vuelva al origen del problema fundamental.
Cada vez que el gobierno habla de exportar masivamente el gas, se discursea por el pronto incremento del consumo interno de ese energético. Pero éste no despega con discursos y las inversiones concretas se las sujetan a interminables estudios y compras recurrentemente fracasadas. En suma, prácticamente nada.
El vicepresidente ha dicho que las Plantas Separadoras serán construidas luego de procesos de licitación “transparentes”, explicando el retraso por ese prurito de parecer santos compradores. ¿Las licitaciones para la construcción del gasoducto a Argentina iniciadas ayer no son, en consecuencia, compras “sanctas”? ¿Para esto no es necesario hacer “estudios conceptuales”, “ingenierías básicas”, revisión de los estudios y un largo etcétera?
Lo cierto es que parece que el actual gobierno sigue atrapado en la lógica de sus antecesores, aprisionados (o voluntariamente entregados) por los más concretos intereses de las petroleras. Estas no tienen el menor interés de abastecer con gas el mercado interno por elementales razones de precios. Ganan más si lo que producen se destina a la exportación. Por esa misma razón, la industrialización sigue siendo un mero cuento, bueno para discursos y propuestas electoreras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario