domingo, 7 de marzo de 2010

Más gas al Brasil

Más gas al Brasil

Andrés Soliz Rada

Eso de aumentar los volúmenes de gas que enviamos al Brasil y a la Argentina entusiasma a algunos, pero, sinceramente, a nosotros nos deprime, porque sentimos que, una vez más, estamos despojando a nuestro país de sus recursos naturales, sin ese valor agregado que es indispensable para construir una economía desarrollada.

En ese afán exportador de materia prima parecen estar embarcado, casi compulsivamente, varios de quienes tienen en sus mayos el manejo de los hidrocarburos bolivianos. Y lo expresan públicamente cada vez que pueden, como si fuera una gran cosa. Lo grave, además, es que quienes los escuchan pueden terminar creyéndolo también.

A ese “club” de exportadores compulsivos se sumó hace poco Christian Inchauste, al ser nombrado presidente de GTB (Gas Trans Bolivia), la empresa que administra el gasoducto a Brasil y recién posesionado declaró su entusiasmo porque ese país está entrando al mercado con su GNL y eso lo convertirá en mayor comprador de nuestro gas.

“Cuando YPFB certifique las nuevas reservas podremos aprovechar esta oportunidad y para la GTB es algo bueno porque podremos exportar mayores volúmenes de gas a Brasil”, alardeó Inchauste y agregó que “con esa información el país debería trabajar en dos proyectos concretos: duplicar la capacidad del ducto a Brasil (en la actualidad de 31 Mmcd) y el plan de exportación de GNL por el Atlántico.

Mejor dicho, mientras más rápido acabemos nuestro gas exportándolo, mejor, mientras la mayoría de los bolivianos, especialmente en el campo, todavía utilizan leña como combustible y tenemos que importar (con altísimos precios, por supuesto) agroquímicos y derivados petroquímicos que Sao Paulo produce en gran cantidad, con los hidrocarburos líquidos que Bolivia le está regalando, si, re-ga-lan-do hace diez años. Porque van incorporados en el gas que le vendemos a precios especiales, por cierto.

Para eso es la planta separadora que ya tiene a un ex presidente de YPFB en la cárcel, junto a un empresario tarijeño cuyo hermano murió en el mismo “affaire” que poco a poco parece que se está tapando o diluyendo.

Así están las cosas, y con Inchaute en el equipo de Villegas, el flamante ministro Vincenti, el vicepresidente García Linera y otros extractivistas, el futuro de la petroquímica boliviana, sinceramente, se ve color de hormiga.

Por eso Brasil, más de una vez (Lula, en realidad) tuvo el tupé de declarar en público que compran nuestro gas “por ayudarnos”, cuando lo cierto es que “nuestro” gas ha sido y sigue siendo indispensable para “su” desarrollo.

No fue por esto que los bolivianos se movilizaron y sacaron del país con sus cajas destempladas a los privatizadores posicionados del gobierno. No fue por esto que murieron las víctimas de aquel octubre negro, sino precisamente por todo lo contrario: por defender nuestros recursos naturales, el gas concretamente en esa oportunidad, y aprovecharlo con dignidad para beneficio de nuestro pueblo. Para que no siga cocinando con leña.

Es poco probable que Inchauste haya estado pensando en eso cuando entusiasma decía que “podremos exportar mayores volúmenes de gas a Brasil”.

A nosotros, eso, más bien nos produce frustración y rabia.

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