jueves, 15 de abril de 2010

La espada libertadora de Haití

Agenda de reflexión Nº 617. 15 de abril de 2010

Los españoles llegaron a Haití la noche de navidad del 24 de diciembre de 1492, donde los colonizadores instalaron el Fuerte de la Natividad. En 1804 Haití declaró su independencia, siendo la primera República que se dibujaba en Centro y Sudamérica, para beneplácito de Francisco de Miranda y Simón Bolívar, quienes recibieron de los haitianos todo el apoyo para lograr la independencia.
¡Gracias al pueblo haitiano, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Panamá son naciones libres e independientes! El 12 de marzo de 1806, Alexander Petión, colaborador del entonces presidente Jean Jacques Dessalines, hace entrega a Miranda de la “Espada Libertadora de Haití”, símbolo de la independencia y la lucha por la liberación de su pueblo, para que en su puño sirviera de estandarte de la independencia que pretendía llevar desde Venezuela hasta el Río de la Plata en Argentina… Al momento de recibir tan significativo objeto, Miranda la eleva hacia el cielo para dirigir a sus hombres palabras de efervescente patriotismo
“¡Pueblo de Haití! juro ser fiel y leal al pueblo libre de Suramérica, independiente de España, y servirle honrada y lealmente contra todos sus enemigos y opositores”
La “Bacchus” y la “Bee” eran otras dos embarcaciones que acompañaban al “Leander” capitaneada por Francisco de Miranda con destino a las costas de Ocumare, llevando como el estandarte el amarillo, azul y rojo que se convertirá en la bandera de los países liberados por Simón Bolívar, la cual fue confeccionada el 3 de agosto de 1806 en la heroica isla de Haití.
Miranda fracasa en su intento libertador, y vuelve a Haití para devolver la “Espada Libertadora de Haití” que le había entregado Petión, con la amargura de no haber logrado su cometido… Diez años más tarde, otro será el héroe que empuñará el símbolo de la libertad haitiana.
El 21 de diciembre de 1816 Simón Bolívar se encuentra en Jacmel para dirigirse a Venezuela, al igual que lo hizo su compatriota Francisco de Miranda desde ese mismo puerto… El Libertador no contaba con recursos y el español Pablo Morillo amenazaba al Presidente Petión de invadir la isla si éste ayudaba a Bolívar; ante el dilema planteado, el pueblo haitiano toma la iniciativa de colaborar con la expedición libertadora, y para ello hacen una gran colecta pública que aporta los recursos necesarios para la expedición libertadora. No importó el aislamiento económico que padecía la isla con la amenaza de corsarios españoles, franceses e ingleses, y aún así el pueblo entregó sus pocas pertenencias para apoyar la liberación de sus hermanos americanos. El 21 de diciembre de 1816 Bolívar se despide en el puerto de los Cayos de San Luis, agradecido con ese gesto sublime del pueblo haitiano, a quienes se dirige con un emotivo discurso de agradecimiento:
“Perdida Venezuela y la Nueva Granada, la isla de Haití me recibió con hospitalidad: el magnánimo Presidente Petión me prestó su protección y bajo sus auspicios formé una expedición de trescientos hombres comparables en valor, patriotismo y virtud a los compañeros de Leonidas ¡¡¡Gracias al pueblo de Haití mis compatriotas serán nuevamente libres!!!”
La expedición fue un rotundo fracaso cuando, al igual que Miranda, Bolívar no pudo invadir a Venezuela a través del puerto de Ocumare… Bolívar vuelve a Haití con la carga de la derrota, pero encuentra a un pueblo dispuesto a ayudar nuevamente con dinero, armas y pertrechos para una nueva Expedición. Por segunda vez Alexander Petión, hijo de padre francés y madre mulata, ahora presidente de Haití, le presta por segunda vez a Bolívar toda la colaboración. El pueblo haitiano no sólo le aporta los recursos financieros, sino la fuerza moral que necesita el venezolano para emprender la nueva aventura libertadora. Petión despide a Simón Bolívar en el puerto de Jacmel con estas palabras:
“Pido a Usted, que cuando llegue a Venezuela, su primera orden sea la Declaración de los Derechos del Hombre y la libertad de los esclavos”
…y para que pueda cumplir con esa misión, le hace entrega del símbolo de la emancipación de Haití: es la “Espada Libertadora de Haití”, la misma que empuñó durante la guerra contra los franceses, la que utilizó Miranda en sus dos fallidos intentos por libertar a su Patria, y la que en 1807 le permitió instaurar una República en el sur y oeste de Haití de la que fue nombrado presidente vitalicio…
Como bien escribió Paúl Verna:

No era una espada de oro ni llevaba piedras preciosas, como la que la municipalidad de Lima obsequió a Bolívar a raíz de la victoria de Ayacucho, y conocida desde entonces como la “Espada del Perú” y más tarde “Espada del Libertador”, cuya belleza y esplendor hacen de ella una deslumbrante joya de alta orfebrería, tal vez la más bella espada del mundo…
Esta “Espada Libertadora de Haití” era más bien una “escuálida espada” sin mayores detalles ornamentales; pero sí de un metal de excelente filo y calibrado peso, con su empuñadura de bronce que ostentaba el escudo de Haití, y que acompañó a Simón Bolívar durante toda su Gesta Libertadora. Es la “Espada de Haití” que lo inmortalizará como insigne guerrero y lo acompañará durante nueve años de duro batallar: la que combatirá en la Guayana y en la célebre Angostura, la que se elevará en los recintos de los Congresos en emotivos discursos, la que atravesará la temible cordillera blanca del Páramo de Pisba para liberar a Nueva Granada, la que vencerá en Pantano de Vargas, la que destrozará en Boyacá al ejército español para entrar victoriosa a Bogotá, la que peleará en Carabobo para lograr la independencia e Venezuela, la que triunfará en Bomboná para consolidar la liberación del Ecuador, la que hará historia en la célebre batalla de Junín que junto a la de Ayacucho lograrán la independencia del Perú; pero sobre todo, será la espada temible de Bolívar que pondrá de rodillas a la Corona Española y hará correr despavorido a los más aguerridos ejércitos.
Es el símbolo de Haití que logro en nueve años la emancipación de Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia y Panamá Es la espada con el Escudo de Haití que usó Simón Bolívar en más de trescientos combates, la que intercambió en signo de paz con Pablo Morillo para lograr el armisticio que ayudó a la independencia del continente, la que saludó a San Martín en la célebre entrevista de Guayaquil, la que utilizó el Libertador para conducir su ejército implacable, la que alzó en signo de gloria cuando era recibido por los pueblos jubilosos… y será la espada que siempre conservará Bolívar hasta la última de las batallas por la independencia.
No obstante el agradecimiento infinito que seis naciones Bolivarianas le deben al pueblo haitiano, el hambre y la miseria se apoderó de ese pueblo que prácticamente se muere de hambre, y ante la indiferencia del resto del continente, para sobrevivir en la miseria, se ve en la necesidad de comer tortas de barro cocido en manteca como el único nutriente que encuentran en su entorno de devastación, muerte y miseria atroz, en que la han convertido los amos del mundo en su empeño enfermizo de dominar a los pueblos. En 1915 Haití fue intervenido por los Estados Unidos, y a partir de entonces cayó la desgracia en la isla en varios períodos de guerra civil hasta 1957 cuando se inicia un período de gobierno dictatorial al mando de Françoise Duvalier y su hijo, quienes enterraron al pueblo en la pobreza.
Fuente: www.lagazeta.com.ar

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