martes, 13 de abril de 2010

GLOBALIZACIÓN Y REACOMODO DEL SISTEMA

Tani Tani
Boletín electrónico, Nº 341- Año IV, 13 de abril 2010
Max Murillu Mendoza, 12-04-2010
Simples coincidencias en el enmarañado mundo de lo real politik? No, no son simples coincidencias. La velocidad con que resucita y se reacomoda el sistema es preocupante, porque la izquierda europea definitivamente ha perdido su norte, y no tuvo qué ofrecer a cambio durante estos años de crisis profunda del sistema capitalista. Hoy, los bancos de las transnacionales, que son los principales culpables del desastre mundial: desocupación, humillantes condiciones laborales y negocios turbios, empiezan a atacar otra vez a los estados nacionales, quiénes les socorrieron en su momento con monumentales préstamos, dineros que salieron de los bolsillos de los contribuyentes. La poca capacidad de organización y el miedo a perder privilegios sociales, hacen que gran parte de las sociedades del bienestar, sobre todo de los países ricos, no puedan reaccionar ante semejante barbarie bancaria. Países como Grecia, Irlanda, Portugal y España, no pueden hacer frente a este atropello de la especulación financiera.

Por el sur, la prensa y los medios de comunicación que responden a estos oscuros intereses, empiezan a desprestigiar con un trabajo cotidiano, ideológico, y agresivo, los avances logrados a nivel de lo social y político, sobre todo en América del Sur. Hay que decirlo, los errores políticos y de estrategia de los movimientos sociales, sobre todo de los líderes, contribuyen, y dan insumos a los mercenarios medios de comunicación de masas. El revertir esta agresión del sistema imperial, costará incluso más de lo que se ha logrado hasta hoy. Están en proceso mecanismos sofisticados económicos, políticos y de comunicación en curso. No son fantasmas. Lo habíamos sostenido, Obama es parte de este reacomodo, llegó en el momento preciso. Su imagen es necesaria como marketing y adormecimiento político. Brasil acaba de firmar un convenio militar con Estados Unidos, fijándose en sus propios intereses económicos y tecnológicos, dejando de lado la ansiada solidaridad latinoamericana.

En Bolivia, la ingenuidad y los errores políticos resultado de una deficiente lectura de la realidad, quizás al calor de los triunfos continuos, quizás al calor de la ebriedad del poder, ponen en peligro lo que se ha logrado. Los grupos de poder empiezan a darse cuenta de ello. Animados por lo que sucede en el contexto internacional, esperan la oportunidad para atacar. Por ahora saben que las organizaciones sociales son fuertes; pero en tanto estas empiecen a dudar del proceso, las condiciones para la restauración estarán dadas. En estos días lamentablemente los discursos de muchos dirigentes del MAS rayan en la soberbia y el triunfalismo barato. Y en realidad es el momento de la alarma, no del susto por supuesto; pero sí de la preocupación.

Felizmente las organizaciones sociales siguen siendo la única garantía de este proceso. Los líderes políticos del proceso cometen demasiados errores, algunos inconcebibles. Los operadores políticos no consultan y no respetan las determinaciones de las mismas bases, el fin justifica los medios no es precisamente una garantía de victoria. Tenemos que dar las alarmas de este contexto de restauración del moribundo sistema. Lamentablemente está empezando a tomar oxígeno y a recuperarse lentamente, ni siquiera gobiernos progresistas de países europeos pueden hacer algo al respecto, por lo que debemos estar alertas en todas las organizaciones de base. La soberbia y el triunfalismo son cartas peligrosas, y hasta sospechosas. Ese triunfalismo está desmovilizando a las organizaciones, confundiéndolas con las coyunturas electorales y confusas peleas por los poderes locales, donde las pequeñas oligarquías hacen su fiesta y nadie hace nada al respecto.

No existe ninguna razón para confiar en ese tonto triunfalismo de muchos dirigentes del MAS, le están haciendo el juego a la derecha y la ultraderecha, deberíamos desconfiar de esa gente. Y, junto a las organizaciones sociales y de base, estar muy atentos a los acontecimientos internacionales y nacionales. No existen precisamente vientos a favor de los cambios sociales, sino todo lo contrario.

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