viernes, 21 de mayo de 2010

ECOS DE LA CONFERENCIA MUNDIAL SOBRE CAMBIO CLIMATICO REALIZADA EN TIQUIPAYA, BOLIVIA.

Saul J. Escalera, Ph.D.

Asociación de Inventores de Bolivia
New York Academy of Sciences

Durante 3 días, del 20 al 23 del pasado mes de Abril, se realizó la "Primera Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra ", en la campiña de Tiquipaya de la ciudad de Cochabamba, Bolivia. Este evento fue anunciado en nuestro REPORTE PGnet No. 288 del 4 de abril, 2010.

Todos los bolivianos, y en especial los cochabambinos, nos sentimos orgullosos de que un evento de tanta importancia mundial como la Primera Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra se haya desarrollado en nuestra ciudad. Estamos seguros que la experiencia, especialmente para los cientos de visitantes extranjeros que asistieron al evento, fue única. A decir de Lucas Schaerer, cronista argentino, “Días enteros sentados en micros, recorriendo interminables kilómetros de rutas en construcción que atraviesan valles, cerros, arroyos y pequeños pueblos campesinos. La vivencia de la partida y el regreso fue igual para los argentinos, incluido este cronista, que desde Capital Federal llegaron esta semana a la ciudad de Cochabamba, Bolivia, convocados por el presidente Evo Morales Ayma para luchar contra el cambio climático. El objetivo era debatir, organizar y proponer una política con todos los pueblos del mundo. Esta conferencia no sólo es para los bolivianos y bolivianas sino para todos”, sentenció Evo, el jueves, en el acto cierre de la primera Conferencia Mundial de Pueblos sobre el Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra (CMPCC)” publicado en Abril 27, 2010 (http://www.plataformaenergetica.org/content/853).

Sin embargo, el evento no estuvo exento de contratiempos. Rápidos de reflejos desde la ONU salieron a marcar posición durante la cumbre. Denis Racicot, representante de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, consideró “que dos tercios de los países del mundo alzaron su voz”. Por otro lado, la representante de la ONU en la Conferencia, Alicia Bárcena, que fue silbada en un panel de debate al punto que debió abandonar la mesa, reconoció la falta de apertura. “Tenemos que abrirnos mucho más para escuchar, dialogar y trabajar con todos los sectores de la sociedades de los países.”

En el espectro nacional boliviano, además de las 17 mesas de trabajo organizadas por el gobierno de Bolivia, se reunió la llamada “Mesa 18”, que estuvo conformada por dirigentes indígenas de tierras altas y bajas, representantes de organizaciones populares, grupos de intelectuales, activistas y varias organizaciones no gubernamentales, quienes reclamaron por los problemas ambientales de Bolivia causados principalmente por la minería, la actividad petrolera y maderera, las represas, los monocultivos, etc. y el gobierno boliviano decidió acallar estas voces. Pero, la Mesa 18 se alzó firme y sesionó de una forma “rebelde” paralela a las demás 17 mesas porque no fue reconocida oficialmente por los organizadores de la cumbre climática Las conclusiones de esta mesa, que consideramos fueron importantes, se dan más adelante.

1. BOLIVIA DEBE REORIENTAR SU POLÍTICA ENERGÉTICA PARA SER COHERENTE CON LA DEFENSA DE LA MADRE TIERRA

“El país está en la disyuntiva de avanzar más hacia el extractivismo depredador del medio ambiente o encaminarse a una auténtica defensa de la naturaleza”, señaló un estudio de la prestigiosa organización Plataforma Energética (http://www.plataformaenergetica.org/content/817) publicado el pasado 20 de Abril.

Si Bolivia pretende consolidar su rol de país líder en la defensa de la naturaleza y el desarrollo sustentable es necesario que reoriente su política ambiental y energética y transite del extractivismo depredador de las materias primas hacia un país con industrias limpias y productos agrícolas orgánicos, plantea una nueva investigación de la Plataforma Energética presentada en la Cumbre mundial sobre cambio climático de Cochabamba.

El estudio “El tema ambiental en la actual política energética de Bolivia”, elaborado por la consultora independiente Teresa Coaquira, sostiene que, en ese camino, es necesario que el Estado boliviano reajuste su normativa ambiental para reducir los impactos ambientales dañinos de las operaciones petroleras, mineras y forestales, limitando el impacto ambiental de las actividades de las compañías, prohibiendo su ingreso a las áreas protegidas y mejorando los sistemas de consulta y participación de los pueblos indígenas en la decisión efectiva sobre la explotación de las materias primas no renovables.

Según Coaquira, es imprescindible que Bolivia elabore un plan integral del sector energético de manera participativa, preservando la Amazonía boliviana, emulando la posición ecuatoriana del Yasuní para no explotar petróleo en el Madidi a cambio de recursos económicos, además de paralizar los proyectos hidroeléctricos de Cachuela Esperanza y de otras represas en la frontera boliviana-brasileña, en la cuenca amazónica, proyectos que ocasionarían fuertes impactos ambientales al medio físico, biótico y humano e ineficientes desde la perspectiva económica. “Esta propuesta, según la investigadora, coadyuva a la reducción de las causas del calentamiento global y se constituye en una alternativa para el Vivir Bien, frente el modelo de desarrollo extractivista basado en la explotación y exportación de combustibles fósiles”. “Es necesario un cambio en el concepto de comando y control de la actual normativa ambiental y energética que pase de la lógica del contaminador-pagador a la de contaminador-reparador en coherencia a la filosofía del vivir bien”, agrega la investigación.

2. MESA 18 “REBELDE” CONCLUYE EXIGIENDO CAMBIO DEL MODELO PRIMARIO EXPORTADOR
En el debate de la “rebelde” Mesa 18 se presentaron investigaciones, estudios, evidencias y denuncias sobre los daños ambientales percibidos en la exploración y explotación de hidrocarburos en el norte de La Paz y en el Chaco, en los proyectos mineros como Coro Coro, la construcción de la carretera Villa Tunari – San Ignacio de Moxos, y los proyectos hidroeléctricos sobre el río Madera.

En las deliberaciones, uno de los impulsores de la Mesa 18, el dirigente indígena de la Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (Conamaq), Rafael Quispe, exigió al Presidente Morales que ponga en práctica en Bolivia su discurso de defensa de la Madre Tierra, porque cuestionó duramente la actividad de las compañías petroleras y mineras, criticó la creciente deforestación en los territorios indígenas, y advirtió sobre los nefastos e irreparables daños que ocasionarían las represas en la Amazonia y los principales megaproyectos industriales que pretende desarrollar el Gobierno del presidente Evo Morales

Las conclusiones de la mesa “rebelde” de la Conferencia de los Pueblos sobre Cambio Climático fueron resumidas por Plataforma Energética (http://www.plataformaenergetica.org/content/821) de la siguiente manera.

Las principales conclusiones dadas a conocer por Quispe, son las siguientes:

1. Repudiar a los gobiernos latinoamericanos que impulsan los megaproyectos de los corredores bioceánicos como el IIRSA, con una visión neoliberal y explotadora.

2. Postular el cambio del modelo primario exportador por otro alternativo más equitativo y justo.

3. Recuperar el conocimiento ancestral de los pueblos para construir el modelo comunitario como base de funcionamiento de la sociedad.

4. Exigir la suspensión de toda obra o proyecto que influya en el cambio climático y afecte el territorio y los derechos de los pueblos indígenas.

5. Debatir en las comunidades y pueblos de la región sobre un nuevo modelo de desarrollo.

El líder indígena, que compareció ante la prensa nacional e internacional acompañado por otros dirigentes de los pueblos altiplánicos y de las regiones orientales, adelantó, asimismo, que darán un plazo de 90 días para que se implemente y se aplique en Bolivia y los países del ALBA la Declaración sobre los Derechos de la Madre Tierra. “Para nosotros, los derechos de la Madre Tierra es igual a los derechos de los pueblos indígenas, por lo que su cumplimiento es obligatorio para todas las naciones”, advirtió Quispe.

3. OPINION DE LOS EXPERTOS

El economista Hernan Zeballos, Ph.D., (hernanzeballos@yahoo.com) en un reciente artículo titulado ¿Podemos ser coherentes?, manifiesta que “la reunión sobre el Cambio Climático, que congregó en Tiquipaya a miles de asistentes, fue sin duda un gran éxito mediático, tanto por el traspié que significó el discurso inaugural del señor Presidente, en lugar de ser un foro para exponer las grandes ideas con las cuales pretendemos cambiar el mundo “a mi manera”, como cantó Frank Sinatra en su momento de gloria.

Las propuestas que apuntan: 1. Hay que cambiar el modo de producción capitalista, altamente contaminador, egoísta, a otro más afín al “buen vivir” de los pueblos indígenas. 2. Los villanos capitalistas deben encontrar fórmulas para reducir el calentamiento global, ya que su desmesurado crecimiento, producto de un consumo desmedido, es el que genera la mayor fuente de gases de efecto invernadero (GEI); 3. Los villanos deben contribuir con conocimiento y dinero para que los pueblos menos desarrollados puedan hacer su aporte a la reducción de los gases de efecto invernadero. 4. Hay que crear un Tribunal mundial que aplique sanciones al incumplimiento periódico de las naciones desarrolladas a las metas que son fijadas desde el protocolo de Kyoto.

Las últimas noticias nos traen el dato de que para el 2100, año en el que todos los asistentes al evento de Tiquipaya estarán bajo tierra, o cremados, la temperatura promedio se elevará en 3ºC, lo cual está por encima de los 2ºC acordados en Copenhague. Esto será simplemente catastrófico.

Todos estos días ha estado dando vueltas en mi cabeza la pregunta: ¿puede Bolivia ser coherente con los principios que pregona? La misma pregunta va para Venezuela, ya que nuestro mentor vocifera en todo momento sobre este problema.

Primero, para ser coherente con lo que dice el comandante Hugo Chávez, debería parar sus ventas de petróleo a los Estados Unidos, ya que de esta manera este “enemigo número 1” no dispondría de los millones de barriles anuales para usarlos en sus medios de transporte, con lo cual disminuiría enormemente la emisión de GEI. ¿Podría hacerlo? La respuesta es simplemente no, porque dejaría de percibir los chorros de millones de dólares con los que este odiado enemigo le retribuye, sin los cuales Venezuela no podría ni siquiera alimentar a su población, ya que su aparato productivo agropecuario ha sido fuertemente afectado y depende de las importaciones de alimentos.

Segundo, de igual manera, Bolivia para ser coherente debería parar su producción minera, tanto la que realiza la empresa estatal COMIBOL, fuertemente contaminadora de suelos y aguas así como las minas de Potosí, públicas y privadas, deberían dejar de producir, ya que desde hace mucho que contaminan la cuenca del Pilcomayo, con graves daños a la población humana a lo largo de la cuenca y sobre la producción pesquera de la misma, que cada vez se reduce y afecta a los pobladores de la región chaqueña.

Se debería detener completamente la producción de coca, que tal como se ha comentado mucho en los últimos días es fuertemente depredadora tanto en el cultivo, como en los contaminantes que genera su proceso de industrialización que crece y crece, como lo demuestran las crecientes toneladas de derivados de la coca que se captura casi cada semana.

Se debería detener todo el proceso de habilitación de tierras de miles de pequeños campesinos que migran al Oriente boliviano porque ya han depredado gran parte de la zona andina. De otra parte, todo proceso de industrialización es un modo capitalista de producción que no debe ampliarse porque iría contra la regla de oro del “vivir bien”. ¿Es posible todo esto? La respuesta es obvia. Tal como apunta San Cristóbal en su último comunicado: la minería aporta “entre otros, el beneficio de empleo, pago de impuestos, regalías y patentes mineras”. Como el tema da para mucho, seguiré comentando en futuras notas.

4. COMENTARIOS FINALES.

En nuestra opinión, la ahora conocida como “Cumbre Climática de Cochabamba” fue un evento importante, porque a nivel nacional es el momento de que Bolivia revierta su política ambiental, logre mayor control sobre sus recursos, solucione los problemas de contaminación, deforestación y se replantee un modelo de desarrollo que sea menos nocivo para el medio ambiente. El momento para un cambio radical en política ambiental es propicio por varias razones.

Al respecto, las palabras de Erika Loritz analista de Plataforma Energética con muy elocuentes: “El gobierno debería ya estar planificando seriamente alternativas de desarrollo local sustentable en base al manejo sostenible de los suelos, bosques, aguas, biodiversidad, atractivos turísticos, etc. y ya no seguir prometiendo más minas, más hidroeléctricas, más exploración de hidrocarburos. En este sentido, el gobierno debe redoblar sus esfuerzos para lograr la diversificación de la economía e ir abandonando paulatinamente la matriz productiva extractivista- industrialista minera- hidrocarburífera. En este esfuerzo el gobierno no está solo. Apelando a la participación ciudadana, al debate público sobre un nuevo modelo de desarrollo, al rescate de prácticas ancestrales respetuosas del medio ambiente y, por sobre todo, apelando a la creatividad y voluntad de cambio, se podría ir construyendo este horizonte civilizatorio en armonía con la naturaleza, más sustentable e inclusivo”.

A nivel internacional, los países ricos, reacios a modificar sus modelos productivos y de consumo, estarán observando muy de cerca la situación medioambiental de Bolivia e intentarán desprestigiar este acuerdo si observan que entre el discurso de Bolivia y su práctica hay contradicciones. En este sentido, para que este movimiento en defensa del medio ambiente se fortalezca y se vuelva un referente respetado a nivel mundial, los principales impulsores deben dar ejemplos concretos acordes a sus discursos. Los hechos hablan por su cuenta, un país pobre que a pesar de sus innumerables necesidades se la ingenia para proteger sus recursos, asegurar la soberanía alimentaria, cuidar sus suelos y su agua y potenciar formas de vida no capitalista en armonía con la naturaleza es un ejemplo aleccionador contundente para aquellos países que tienen todos los medios para cambiar y sin embargo no lo hacen.

La reciente catástrofe del derrame de petróleo crudo ocasionado por el consorcio British Petroleum (BP), Transocean y Halliburton en el Golfo de México corroboran la importancia de que los países desarrollados, como USA, den ejemplo de “mano dura” con todas las operaciones industriales que contaminan el medio ambiente en mayor o menor grado y los organismos estatales que les permiten hacer eso. Como expresó recientemente el Presidente Barak Obama de EE.UU: “prometo poner fin a la cómoda relación existente hasta ahora entre las empresas petroleras y los organismos oficiales encargados de supervisarlas”.

Es que, sea en Europa, USA o Bolivia, el poder de las industrias extractivas ha minado peligrosamente el accionar de los organismos gubernamentales encargados de supervisar su accionar y cuidar el interés nacional de tener un medio ambiente saludable. Es hora de poner fin a este contubernio de carácter mundial, y establecer leyes y reglamentos estrictos con penalidades fuertes a los infractores. Solo de esta manera, podemos decir que nuestro planeta estará a salvo para bien de las generaciones futuras.

¡BUENOS DIAS!

No hay comentarios:

Publicar un comentario