sábado, 3 de julio de 2010

Gobierno Indígena del MAS niega Territorio y Dignidad a pueblos indígenas del oriente boliviano

En agosto y septiembre de 1990 los pueblos indígenas del Beni, con apoyo de los otros pueblos de las tierras bajas y de su organización matriz CIDOB, marcharon desde Trinidad hacia la ciudad de La Paz. Esa marcha fue objeto de una investigación en el doctorado que cursé en Buenos Aires . Este trabajo me permitió conocer con cierta profundidad la problemática de los pueblos originarios del oriente y sus demandas.

Hoy, junio de 2010 los hermanos indígenas de las tierras bajas con la CIDOB como organización, nuevamente marchan con las mismas consignas de aquella memorable marcha. Las líneas que siguen son parte de la investigación señalada; y, sorprende la similitud en cuanto a qué demandaban [demandan] los pueblos indígenas del oriente y qué les respondía [responde] el gobierno. Y, no es casual; porque, ya venimos advirtiendo desde hace un par de años la naturaleza ideológica del Movimientos al Socialismo .

Entonces, veamos lo que se escribió de aquella marcha en base a entrevistas en profundidad con los indígenas del Beni; y, teniendo presente las demandas de los mismos que hoy marchan en un contexto de supuesto “Cambio”

José Guasabe, indígena mojeño, señala: "Desde años atrás, nosotros los pueblos indígenas del Beni, veníamos reclamando la tenencia de la tierra. La primera audiencia que tuvimos los pueblos indígenas con un presidente de la república, fue con Víctor Paz Estenssoro. Como primera medida sale un decreto para verificar si realmente en los territorios en los que se habían asentado los madereros, quienes dijeron que sólo había monte y no eran habitados, estaban libres de ocupantes. El decreto ordenaba una investigación para verificar. Y, bueno se certificó que había pueblos indígenas."

Con el cambio de gobierno en 1988 y la entrada a la presidencia de Jaime Paz Zamora "... expusimos al gobierno, ya en julio de 1990, claramente la posición de los pueblos indígenas con respecto a los territorios. Ahí el movimiento tomó un nuevo giro, porque hubo observadores internacionales y también la demanda empezó a ser apoyada por diferentes sectores de Bolivia. El Estado a través del gobierno, no dio oído, ni dio curso a las demandas de los pueblos indígenas del Beni, en cuanto a la tenencia de tierra. Mucho menos a la demanda comunal o territorios indígenas. Sólo la palabra territorio alborotaba a toda la sociedad, porque decían: 'quieren crear un Estado dentro de otro Estado."

Continúa José Guasebe: "Entonces fuimos planteando diversas formas de medidas de presión al gobierno, se hablaba, por ejemplo, de un paro, pero qué efecto le causamos al gobierno si nosotros no somos empleados públicos, primero; y, segundo, acá ni siquiera los sistemas de comunicación llegan. Varios métodos se fueron analizando y descartando."

Y agrega: "Finalmente se consideró marchar a la ciudad de La Paz. Al principio se consideraba imposible; pero recordando la historia de nuestros héroes, va ganando terreno esta forma de demandar y hacernos conocer. Empezamos a recordar la historia, conmemoramos a Pedro Ignacio Muiba, que se fue hasta Lima, hasta ‘Bueno Aire’, y no ha ido pue en avión ni en camión; no, en ese momento, no había carreteras; y, entonces se ha ido pue caminando y ha vuelto. Ahora que hay carreteras o por lo menos brechas podemos marchar y llegar a La Paz. Se debatió en todos los pueblos, en todos los eventos y se fue solidificando la idea; ya se fueron levantando las estrategias y finalmente hubo un encuentro de unidad de los pueblos indígena en San Lorenzo de Moxos y se ratifica la marcha, damos un plazo como última medida de presión al gobierno, para conseguir los territorios indígenas."

Más adelante, afirma don José: "El Estado mismo se buscó un problema: la marcha indígena. A lo mejor, directa o indirectamente, consciente o inconsciente, se ha permitido una marcha que iba a ser beneficioso para todo el país, porque nosotros no lo veíamos para nosotros solos; si no, para el país entero y que iba a impactar aún más allá."

Uno de los motivos, según el ex vice presidente de la CPIB, para que se diera la marcha fue “... la sordera del gobierno que no quería escuchar nuestras demandas...” , expresa casi con satisfacción por los resultados obtenidos.

Haciendo referencia a la estructura organizadora que salió a la marcha, el componente social, el rol de los dirigentes, el economista y director de CIDDEBENI, Carlos Navia , expresa: "Se fue a la marcha en un proceso de reciente conformación de estas estructuras organizativas indígenas, por ello se cometieron graves errores. Pero, lo cierto es que estas estructuras, con todas sus imperfecciones, funcionaron en torno a un núcleo de cuatro dirigentes que representaban la combinación de pueblos y que supieron conducir con mucha sabiduría la marcha . Además, la adhesión de solidaridad material y moral del pueblo boliviano, fue impresionante."

La pregunta obligada era, entonces: Carlos: ¿hubiera sido posible la marcha de los pueblos indígenas del Beni, sin apoyo de la iglesia y de ustedes?

Responde Navia: "No sé, creo que de todas maneras la marcha se iba a dar, pero iba a dar más dificultades, iba a ser diferente, no iba a tener los mismos resultados. Posiblemente hubiera habido luto en la familia indígena, por el rigor del clima, quizá no hubieran llegado a La Paz, pero igual se iba a dar la marcha”

Concluye Carlos Navia, un hombre de carácter muy serio, que da la apariencia de estar siempre enojado. En las entrevistas, fue con el que menos cinta y baterías se gastó, por sus respuestas puntuales y sin rodeos.

Sobre la misma pregunta, la hermana Geralda sentencia: "Cuando se inició la idea, ya empezaron a alistarse, ya se colaron muchísimos indígenas" Entonces, pondera los riesgos asumidos por las comunidades indígenas que se atrevieron a salir a la marcha, sin saber qué les deparaba el camino y sin prever qué iban a comer: "Hubo dependencia financiera sí…. Pero también hubo riesgos; o sea, se largaron sin tener nada preparado, se largaron llevando lo que podían llevar espontáneamente. Yo creo que el pueblo boliviano respondió para acompañarlos . Yo digo que tiene mucho mérito de que tomaran el riesgo y salieran, que después recibieron apoyo y se sentían muy contentos por la gente del altiplano que les ayudó. Volvieron, además, en avión, algo que según ellos, ni en sueños pensaron volar. Cuando salieron, era una misión sagrada, con mucho riesgo, imagínate a esta gente de los llanos llegar a la cumbre de La Paz. Pero tomaron el riesgo. Si me dan comida en el camino bien o si no buscaré salir del apuro . Eso decían."

Más adelante, la hermana Geralda, confiesa su admiración por el pueblo llano indígena: "Yo diría que antes de la Marcha y en el momento clave que fue la marcha, la relación entre dirigentes y bases eran buenas. Yo diría que si tenía influencia e ímpetu la marcha, era más de las bases. Más espontánea la reacción a la marcha, de ir a la marcha. Los dirigentes que les han acompañado han tenido un papel muy positivo, yo diría todos, pero mucho mérito viene de las bases."

A la pregunta sobre la marcha sin organizaciones de apoyo, Tababary, indígena sirionó, responde: “Yo creo que la fuerza que había en los pueblos, esa fuerza ya se sentía. Que ya no se podía soportar más la explotación, el desalojo, ya no se podía más; que quizá haya durado un poco más de tiempo, pero estaba decidido que se tenía que marchar. Pero con el apoyo de CIDDEBENI, de la misma iglesia, incluso en las negociaciones con el gobierno, porque han estado presentes. Han facilitado las cosas también para que dure un poco menos pero tenía que hacerse.”

Arana María, líder indígena, cuando hace referencia al compromiso de los pueblos originarios de la región con la marcha de 1990, señala: "Había conciencia. Porque en vez que se fuera la gente, más bien se sumaba. Entonces, eso demostraba que realmente había una conciencia de que el Estado, los gobernantes de aquel entonces, tenían que escuchar, tenían que aprender."

Sobre el impacto que causó la marcha, el sacerdote Jordá no deja de sentir aún las emociones vividas en esos años; pues, acompañó toda la marcha caminando. Sólo estuvo ausente dos días, porque tenía que explicar a la Conferencia Episcopal, cuál era el problema, ya que aquella no tenía noción sobre la vida de los pueblos indígenas de la amazonía boliviana.

Enrique Jordá recuerda, que en los momentos de la marcha, la iglesia católica como institución orgánica no tenía una posición definida sobre los movimientos indígenas, por el poco conocimiento que tenía sobre la misma. Es cuando la conferencia episcopal, solicita la presencia de Jordá para explicar los detalles del movimiento social originario.

El informe del sacerdote jesuita al clero boliviano fue determinante para el posterior apoyo de los jerarcas de la iglesia. Y concluye Jordá: “Creo que yo nunca terminaré de apreciar la dimensión del impacto nacional e internacional de esa marcha. Siempre sostengo que ese movimiento hubiera podido lograr lo que quisiera, lo que se hubiera propuesto; y, si hubiera tenido gente con experiencia política en la organización, que hubieran querido aprovecharse o direccionar el movimiento, hubieran hecho cualquier cosa. Felizmente no ocurrió aquello. Esto lo digo con mucho respeto y con mucha lucidez: el nivel de solidaridad social y política que se generó fue algo realmente impresionante que nosotros lo vivimos, que lo vimos en cada uno de los pueblos, en cada lugar, con redes de comunicación por medio de prensa, que iban monitoreando el proceso de la marcha. Un hecho clave que pasó en Yolosa, fue que todo el Estado boliviano estaba presente en esa localidad, fue el presidente con todos sus ministros, poder judicial, fuerzas armadas. El Estado en su conjunto fue a la marcha, a querer detener, eso mostró el nivel de interpelación que estaba originando y la marcha siguió. La llegada a La Paz fue algo que no se borrará de mi mente. No creo que haya habido otro movimiento que fuera recibido con tanto afecto. Que haya impactado de tal manera a todos los bolivianos y que hubiera dado tanta cobertura a escala mundial, ver tantas cámaras; periodistas de todas partes del mundo filmando, la llegada a la cumbre de La Paz, no tiene parangón alguno que yo recuerde. Por eso discrepo con algunos investigadores, periodistas y dirigentes, que hablan de las marchas de los 90 – 96. Creo que no estuvieron presentes, porque la del 90 fue ‘LA MARCHA ’. Los demás son pequeños movimientos importantes en los sectores más políticos.”

Pasando a otro punto de importancia: ¿hubo o no algún tipo de acercamiento de los partidos políticos de izquierda o de oposición a la marcha? Ernesto Tababary aclara: “Más bien se veía que nosotros tratábamos de sacudirnos de todo acercamiento de partidos políticos u otras organizaciones políticas.”

Es evidente -por los discursos y comunicados- que los indígenas trataron de sacar, a toda costa de la cabeza de la gente, la idea de que estaban siendo manipulados por partidos políticos. Así: "Nosotros no estamos en contra del gobierno, nosotros no estamos en contra de la gente, nosotros lo que queremos es que nos escuchen, nosotros queremos un lugar donde vivir, queremos que nos respeten dignamente como seres humanos y queremos un territorio donde vivir. Eso lo han repetido permanentemente nuestros dirigentes."
Se formula ahora la pregunta de sí la marcha tuvo algún componente político auque no necesariamente partidista. Tababary responde: "Siempre remarco que la marcha fue un asunto político, no partidista, porque no buscamos el apoyo de ningún partido político. Digo que fue un acto político, porque se buscaba precisamente en la marcha del 90, la modificación de la Constitución Política del Estado, queríamos que nuestras necesidades tengan apoyo jurídico, porque a las palabras se las lleva el viento.”

Hay que tener presente señala Líder Durán, indígena mojeño, el aspecto político de la marcha: "Una cosa es una política personal egoísta, mezquina, que es la de los partidos políticos, de todos los partidos políticos. Otra es la política de grupos colectivos. Para nosotros era una política de sectores de gente que necesitaba ser escuchada y atendida. De esa manera decimos que la marcha fue política." El discurso indígena también puede ser interpretado como una forma de negación a la política partidista-sindical.

Finalmente José Guasebe habla sobre los alcances que se proponían con la Marcha: "Nosotros creíamos que no solamente el Beni o sus provincias o sus pueblos habían sido explotados, atropellados, desalojados de sus lugares, creíamos que también los pueblos de occidente sufrían ese atropello, aunque quizá en otra proporción, pero que también ellos sufrían. Hemos sido conscientes, que eso iba a ayudar a que ellos, también se manifiesten. Digan nuestros hermanos del oriente, de la amazonía sufren; y, prueba de ello que llegando la Marcha a La Paz, ellos se manifestaron con todo lo que tenían a su alcance. Lo mismo sucedió en el camino. Entonces, eso demostró totalmente que lo que habíamos hecho los indígenas del Beni tenía un impacto para mostrar a quienes nos gobernaban, que no somos selvícolas, los que vivíamos allá, sino pueblos indígenas, con culturas, tradiciones y organizaciones igual que en los otros departamentos." . Hasta aquí el texto de la tesis

Sobre la base de lo expuesto hasta aquí, podemos observar varias demandas que se puede sintetizar en dos puntos:

1. Demandan fundamentalmente tierra - territorio y para dar fin a todos los abusos que cometían los ganaderos en contra de estas poblaciones.

2. Respeto a su “identidad cultural, idioma, tradición histórica, instituciones, territorialidad y cosmovisión, cuya existencia es anterior a la invasión colonial española”. Es decir, que se cumpla el artículo 30 de la Constitución Política del Estado

Como conclusión, nos preguntamos

¿Cual es la diferencia de actitud del partido de “CAMBIO”, del gobierno indígena del MAS frente a sus hermanos originarios del oriente? ¿No es la misma conducta soberbia del gobierno neoliberal de Jaime Paz Zamora con los mismos indígenas que hoy vuelven a marchar reclamando territorio y respeto a sus identidad y forma organizativa propia?

Finalmente, propongo reeditar la “Coordinadora de Solidaridad con los Pueblos Indígenas del Oriente”, para apoyar a estos hermanos indígenas que marchan con las mismas demandas de agosto y septiembre de 1990.

Jhonny Lazo Zubieta

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