martes, 8 de junio de 2010

Jorge A. Ramos, Trotsky y la unidad latinoamericana

Jhonny lazo zubieta

Recuperar el legado de Jorge Abelardo Ramos

“Los latinoamericanos deben tender a formar una confederación contra el panamericanismo, porque el Río Grande no solamente es la frontera de México sino de la América Latina”. Manuel Ugarte.


No se recuerda el aniversario de Trotsky ni de Jorge A. Ramos, sino se invoca la imperiosa necesidad de avanzar en la construcción de la “Patria Grande”. Este es el PRE [texto] del texto que sigue:

Jorge Abelardo Ramos (1921–1994), argentino de nacimiento y latinoamericana por convicción nos interpela a reencausar la construcción de la Patria Grande. Ramos, muy criticado, por su participación en el gobierno de Carlos Saúl Menen es absuelto por la historia. Porque la importancia de su praxis política, su concepción de patria en el sentido continental, pesan más en la balanza que su breve paso por las filas del “menemismo” argentino. Veamos las fuentes de donde Ramos abrevará su pensamiento:

Trotsky y el diálogo de éste con Mateo Fossa, le permite postular la necesidad del carácter revolucionario del nacionalismo de los países atrasados. Un nacionalismo de vasto alcance latinoamericanista. Del mismo Trotsky retoma "Por los Estados Unidos Socialistas de América Latina". Y, el concepto de "revolución permanente" .

Recuperando la lectura de “Snowball” escribe Ramos: “Con toda razón Trotsky escribía noventa años después del Manifiesto Comunista, al analizar el envejecimiento y modernidad del célebre documento: "Los problemas de la estrategia revolucionaria en los países coloniales y semicoloniales, no son tratados ni siquiera someramente en el Manifiesto. Estos problemas exigen soluciones particulares. Así por ejemplo, es evidentísimo que si la "patria nacional" ha llegado a ser el peor freno histórico en los países capitalistas desarrollados, constituye todavía un factor relativamente progresivo en los países atrasados que están obligados a luchar por su existencia independiente” . Con esto ya damos por hecho, que se encuentra fuera de la esfera de la Segunda Internacional y la propuesta de la revolución por etapas, en la que se ciega Álvaro García Linera con su “Capitalismo Andino”

Luego, y como no podía de otra manera, acude a los escritos de Marx sobre cuestiones coloniales . Finalmente lo autoctoniza, con el pensamiento del otro gran latinoamericano argentino de «La Patria Grande»: Manuel Ugarte. Fue a la manera de José Carlos Mariátegui, un pensador sin calcos y copias; o, mejor como señala Godoy, “fue un cruzado de las tesis del nacionalismo iberoamericano” .

Todo ese pilón le permite - a decir de Julio Fernández – “Donde la ceguera euro centrista veía naciones, Ramos veía fragmentos desarticulados de una inmensa nación a construir” .

Frente a la intelectualidad de izquierda dogmatizada, Ramos se atreve a ir más allá en su búsqueda de la unidad latinoamericana. Es decir, no sólo latinoamericaniza al marxismo, sino además, la funde con la propuesta de Bolívar, lo que le permite, señalar que “Ibero América es una nacionalidad desmembrada como, en su momento, la Italia pregaribaldina y la Alemania prebismarckiana” .

Andrés Soliz Rada, cuando ser refiere a Jorge Abelardo Ramos, nos dirá que fue uno de los hombres más dedicados al estudio de nuestro continente; y, generador de la unión sudamericana en una sola nación o la patria grande como solía llamar Manuel Ugarte.

Exploremos, a continuación, breves fragmentos de su obra cumbre: «Historia de la nación latinoamericana», que nos interesa en la enorme tarea de impulsar la Constitución de la Comunidad Sudamericana de Naciones.

La unión de los pueblos latinoamericanos, será central en su praxis política. Casi a manera de obsesión, incansablemente buscará la reconstrucción de la Patria Grande. Por ello dirá: “Resulta evidente, ante todo lo dicho, que la unidad de América Latina no se plantea hoy como exigencia del desarrollo de las fuerzas productivas en busca del grandioso mercado interno de las 20 Repúblicas, sino justamente por la razón opuesta. A fin de lanzarnos resueltamente por el camino de la civilización {...} América Latina necesita unirse para no degradarse” .

Para más adelante señalar: América Latina no se encuentra dividida porque es "subdesarrollada" sino que es "subdesarrollada" porque está dividida. Entonces la unidad latinoamericana, se nos hace Imperativo categórico, a manera de «Socialismo o barbarie», en Rosa Luxemburgo.

En el capítulo XVII, subíndice, Vindicación de Bolívar, nuestro autor, criticando a todo el espectro de la izquierda latinoamericana, escribe: “Lo que no podía entender este género de teóricos que fundaba sus especulaciones sobre los textos de la Academia de Ciencias de la URSS, es que si en la Rusia zarista, "cárcel de pueblos", la esencia de la política nacional del proletariado era el "derecho a separarse", en América Latina la médula de la posición marxista en la cuestión nacional consiste en el "derecho a unirse" . Textos que aún son breviarios de viejos y nuevos marxistas de catecismo.

Frente a aquella, postura dogmática y acrítica, calco, como solía afirmar Mariátegui, Jorge Abelardo Ramos, enfatizará: “Para existir como naciones normales, los pueblos atados al yugo autocrático debían separarse de ese yugo que les impedía el desarrollo económico y cultural; para obtener los mismos fines, por el contrario, los pueblos de América Latina deben federarse” . Tarea inexcusable junto al reconocimiento de los pueblos indígenas. Si hemos optado, por el único camino que nos queda, ese es: La unidad de los Pueblos de América del Sur.

Concluimos señalando nuestra tarea, la razón de la emancipación nacional y el compromiso de la unión de nuestros pueblos sudamericanos. Inherente a esto, la pugna por la revolución - no la actual que no la es - nos compromete a investigar, remozar y revolucionar, los postulados teóricos que nos legaron entre otros Jorge Abelardo Ramos. En suma, tenemos el desafío de construir, sobre la marcha, en las calles, en los encuentros, en la cotidianidad de todos y cada uno la Patria Grande. De esa forma, dejar - pese a los discursos que niegan - el infausto papel de patio trasero de los Estados Unidos de Norteamérica, que hoy, por los problemas de las Relacionales Internacionales en el Sistema Internacional, no dudará en desmembrarnos.

Jhonnylazoz@hotmail.com

La república indo mestiza: para comprender la Bolivia revolucionaria hoy

Andrés Solíz Rada

Bolpress

La Revolución de Buenos Aires, del 25–05, de 1810, provoca desasosiego en la historiografía boliviana. Los defensores de la casta encomendera que fundó Bolivia, en 1825, condenan la presencia de los denominados ejércitos auxiliares de las Provincias Unidas del Río de la Plata, a los que acusan de prepotencia porteña, espíritu sanguinario y robo de caudales de la Casa de la Moneda de Potosí.

La primera acusación es subjetiva y prejuiciosa. La segunda, olvida que se vivía una guerra entre colonizados y colonizadores, fruto de la cual fueron ahorcados pocos meses antes los protomártires paceños, sin olvidar que los jacobinos bonaerenses se identificaban con las Cortes de Cádiz, enfrentadas también al absolutismo de Fernando VII. La tercera es ridícula, ya que ningún contingente armado del mundo deja recursos económicos para uso de tropas enemigas.

El indianismo desconoce la alianza entre el Comandante del Primer Ejército Libertario, Juan José Castelli, y el caudillo aymara, Juan Manuel Cáceres, conocido como el “Oráculo de los Indios”, “General Restaurador de los Indios del Perú” y autor del “Plan de Reivindicaciones de Mitayos y Labriegos”, luego de haber sido el escribano de la Junta Tuitiva de 1809 (Ver texto de ASR, en “El Diplo”, 05 de 2010). Castelli fue figura central en la gesta de mayo de 1810. Llegó al Alto Perú enviado por Mariano Moreno, autor del genial “Plan de Operaciones”, en el que postuló la eliminación de la mita, la unión sudamericana y el proteccionismo económico. El edificio colonial se levantó sobre los cadáveres de los mitayos, dice Gunnar Mendoza. La unión sudamericana y el proteccionismo económico debían evitar la fragmentación de las colonias hispanas y su avasallamiento por el imperio británico. Para alcanzar estos objetivos, el “Plan” planteó confiscar los recursos de 6000 mineros, con los que debía culminar la gesta de la independencia y cimentar la industrialización endógena.

Al ingresar al Alto Perú, Castelli dispuso la abolición de la mita y la devolución de tierras a los indígenas, lo que le valió el fanático respaldo de quechuas y aymaras. En Charcas, liberó a Cáceres, quien había sido capturado por los realistas. El caudillo aymara fue la contraparte de la histórica alianza entre indígenas, los impulsores del “Plan” y los heroicos guerrilleros mestizos, como los esposos Padilla, Warnes. Camargo y Esteban Arce. En Tiahuanacu, Castelli anunció que los aymaras designarán cuatro representantes al Congreso de las Provincias Unidas, en una línea antagónica a la Constituyente de 1825, en la que no participó ningún indígena y sólo un mestizo, José Miguel Lanza.

El historiador Danilo Arze destaca la coordinación militar entre Cáceres y Esteban Arce después del repliegue de los Ejércitos de Buenos Aires. Ambos jefes militares estaban colocando los cimientos de la república indo mestiza, destruidos por encomenderos y latifundistas, que prefirieron financiar a las tropas del rey retrógrado. La derrota militar de Castelli en Guaqui, el 20-06- de 1811, sumada a los intereses pro británicos de los comerciantes porteños, viabilizaron el nacimiento de la Bolivia excluyente.

La situación se repitió con el arribo de Monteagudo y Belgrano, los nuevos comandantes enviados por Buenos Aires. Belgrano pidió a los quechuas de Macha que ocuparan las tierras de la provincia Chayanta, lo que incrementó el odio de los racistas (Fellman). La necesidad de impulsar la república indo mestiza sigue pendiente, la que debe emerger, en el marco de la Patria Grande, como proyecto nacional viable frente a la separatista Nación Camba y los impulsores de 36 inexistentes naciones indígenas, apadrinado por ONG y el poder mundial.

CASO CATLER: LOS ESCÁNDALOS MUDOS

Andrés Soliz Rada

Publicado el 07 Junio 2010

Una de las actitudes más cínicas de los gobiernos neoliberales resultó el ocultar, bajo antifaces de legalidad, maniobras de corrupción trasnacional en Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB). El elemento complementario a aquel fenómeno fue que cualquier intento de hurgar el avispero se convertía en detonante de extraños sucesos. Aquella conducta colmó de indignación al país.

No somos pocos los que recordamos, con tristeza sí, la destitución y muerte de Juan Carlos Virreira, el ex delegado presidencial revisor de la “Capitalización”. Virreira tuvo la valentía – ¿osadía? – de fotografiar los males de aquella política entreguista, pedir la extradición de Alfonso Revollo, y un juicio penal a Enron. ¡Vaya tiempos esos!
¿Se ha construido antifaces de legalidad en estos nuevos tiempos? ¿Han desatado extraños sucesos? Un caso invita a reflexionar.

A un año y cinco meses de la muerte del empresario tarijeño Jorge O’Connor, gerente de la empresa Catler Uniservice, se halla una seguidilla de preguntas irresueltas: ¿por qué fue retirado de la investigación el fiscal Sergio Céspedes?; ¿cuál la razón por la que se designó en su reemplazo a un conocido hombre de confianza de la ministra Nardi Suxo?; ¿fue Jorge Blacud Martínez – contratista de ABC, candidato a diputado por el MAS y presunto allegado a la Vicepresidencia – el “contacto chapaco” entre el Gobierno de Evo Morales y Catler Uniservice?; ¿qué le sucedió a la investigación del Caso Catler II, que según palabras del fiscal Mollinedo, habría de develar otra coima de Catler Uniservice por 2 millones de dólares?

La pregunta capital, sin embargo, es otra: ¿por qué el Gobierno decidió anular el contrato con Catler Uniservice? ¿No sabía que esta decisión iba a generar un millonario daño económico al erario nacional y desabastecimiento de carburantes en el país?

El entonces ministro Héctor Arce Zaconeta justificó el hecho asegurando que se impusieron razones éticas. En ese caso, tendríamos que igualmente preguntarnos, si fue ético ocultar el informe del abogado Pablo Menacho. Este documento aconsejaba NO rescindir el contrato porque Gulsby había cumplido con el 90 por ciento de lo acordado dentro de los plazos establecidos.

Algo va contra la lógica. Esa actitud dizque “ética” deja a Gulsby con la planta y el dinero, pero al país sin nada y con el futuro desportillado.

Los números se incrementan, y no precisamente en perjuicio del señor Villegas. La acusación dentro del caso habla de un pago de 3,3 millones de dólares a Catler Uniservice. De esa suma se presume que 800 mil dólares habrían sido destinados al pago de coimas en favor de parientes políticos del principal encausado. Pero esto es casi nada en comparación al dinero restante del que muchos se desentienden sin el mínimo rubor.

Se asegura que YPFB pagó 13,3 millones de dólares a Gulsby y quedaría un saldo total en el Commerzbank de Estados Unidos y el Banco Unión de 28 millones de dólares.

¿Alguien sabe si el bufete estadounidense, contratado por Carlos Villegas, recuperó la suma de dinero pagada a Gulsby? ¿Alguien conoce si los saldos en cuentas de la operación – 28 millones de dólares – han sido efectivamente recuperados y cuál fue su destino final? Hasta ahora el silencio se impone sobre estas materias.

Una reciente noticia empieza a encender las alfombras del Estado Plurinacional: la Presidencia de YPFB acordó, sin autorización del Directorio, no enjuiciar a las aseguradoras que afianzaron la construcción de la Separadora de Líquidos de Río Grande. ¿En qué circunstancias Yacimientos acordó no acudir a la vía judicial para el cobro de las pólizas de seguro? Se asegura que esta falta de cobro de las pólizas de seguros tiene un beneficiado directo: un empresario, terrateniente, sobre cuyos terrenos en garantía, tres aseguradoras, habrían otorgado las pólizas de seguros en favor de Catler Uniservice.

En el escenario más crítico, la decisión de resolver el contrato entre YPFB y Catler Uniservice, y el rompimiento de renegociaciones con Gulsby y otros contratistas, le costaron al país entre 100 y 500 millones de dólares al año por concepto de no exportación de licuables a Brasil.

¿Qué tipo de estrategia legal encararon Héctor Arce, Nardi Suxo y Carlos Villegas en el caso Catler? ¿A favor de quién? A todas luces el país no cuenta entre los beneficiarios de dichas acciones. ¿Alguna transnacional sí

Los buitres están hambrientos

Por Antonio Peredo Leigue

Junio 6, 2010

Muy pronto se cumplirán cuatro años de la fecha en que el Comandante Fidel Castro debió someterse a una delicada intervención quirúrgica. En Miami, los buitres se agitaron bulliciosamente y hasta se dispusieron a viajar pensando en festinar los restos de un muerto. No hubo muerto y la siguiente demostración de los zopilotes fue un furibundo zapateo sobre los discos de un cantante que armó un festival gigantesco en La Habana.

Pero los gallinazos no descansan. Ya se convencieron de que Cuba sigue siendo Cuba, con nuevo gobierno; que los cubanos no cambiarán el sistema que han defendido por medio siglo. Con rabia, los buitres están juntando todas sus fuerzas y se dan cuenta que no pueden saltar sobre la perla antillana, porque saldrían malparados. Entonces han comenzado, otra vez, una campaña de calumnias y desinformación. Es la guerra mediática.

Quienes salieron jóvenes de Cuba allá por 1960, hijos de ricos hacendados, de corruptos gobernantes y de negociantes vinculados a la mafia norteamericana, se consideraban entonces dueños de la isla. Salieron de allí llevándose millones y millones de pesos con los que iban a celebrar muy pronto su retorno; todavía los guardan, aunque ya no tienen ningún valor. Ellos mismos han perdido toda su vida en esa inútil espera; inútil, porque quieren el imposible retorno a los tiempos de sus padres. No les basta haber copiado ese mundo corrompido en un barrio de Miami.

Pero esos son los buitres. Tras ellos está la gran águila cuya voracidad no tiene límites. Es el gobierno con la sonrisa de Obama y la acidez de Hillary Clinton. Son los respetables senadores que no dudan en validar el asalto a uno y otro país, pero se proclaman jueces de la democracia y fiscales de la libertad. Todos ellos afirman seriamente que no hay democracia ni libertad en Cuba. Como ya no pueden poner el ejemplo de los mafiosos de Miami, inventaron unas cuatro docenas de mujeres que reciben algunos dólares para salir a la calle con pañuelos blancos, protestando contra el gobierno. Los medios comandados por las cadenas televisivas difunden a todo el mundo imágenes de esas escuálidas marchas con insistencia. Es la forma histórica de estas campañas: miente, miente y miente que algo quedará.

¿Por qué, un grupo tan reducido de personas, puede convertir su triste espectáculo en campaña internacional? En realidad, es al revés. La campaña de calumnias financia a ese pequeño grupo para utilizarlo. En el gobierno de George W. Bush se creó abiertamente una oficina con un fondo destinado a derrocar al gobierno de Cuba. Los once gobiernos de EE.UU. que se han sucedido desde Eisenhower hasta Obama han dispuesto grandes sumas de dinero para este propósito y lo hicieron sin formalidad alguna. Ahora hay una oficina y los fondos están incluidos en el presupuesto de gobierno. Seguramente, muchos buitres y águilas se enriquecieron a costa de esos fondos, cuando eran reservados.

La campaña mediática quiere justificar el bloqueo que no ha sido capaz, en cincuenta años, de doblegar la voluntad cubana. Al mismo tiempo, busca lograr otra vez el aislamiento a que sometieron a Cuba durante los años ’60 y ’70. Por último, intenta revertir la imagen de desarrollo que tiene la perla antillana, en educación, salud y participación ciudadana.

Es cierto que, esta campaña, ha tenido eco en la Unión Europea, pero en ese conglomerado de países, son muchos los que deben sentirse avergonzados. Son cajas de resonancia, porque les alcanzó la crisis que se inició en lo que, tan alegremente, los yanquis bautizaron como la burbuja inmobiliaria. Fue una burbuja inmensa que obligó a imprimir miles de millones de dólares y euros, que sólo han logrado hacer más aguda la crisis. En esas circunstancias, buscan retomar el dominio de lo que ellos llaman países en vías de desarrollo. Pero nosotros hemos decidido un rumbo diferente. Ya no seremos las víctimas que paguen los destrozos del festín.

En realidad, la campaña contra Cuba es un ataque a todos nosotros. Hemos recuperado nuestros recursos y seguiremos recuperando los que aún están en manos de las transnacionales. Esta es una nueva situación que Washington quiere enfrentar con una estrategia múltiple que incluye la instalación de bases militares en Sudamérica, un golpe cruento en Centroamérica, la campaña mediática contra Cuba, la ofensiva abierta contra Venezuela, el manejo del comercio internacional a través de los TLC y muchas otras cosas más.

Cuba está en el centro de esta tormenta pero, como se ha demostrado hasta la saciedad, los cubanos saben defenderse de los huracanes y lo harán una vez más.

viernes, 4 de junio de 2010

De los tipos ideales de Max Weber a la filosofía realista del saber de Arturo Enrique Sampay

Domingo 30 de mayo de 2010
*Jhonny Lazo Zubieta
Introducción.-

Introducción a la teoría del Estado de Arturo Sampay es una obra única en tu tipo. Las intuiciones allí ofrecidas cobran hoy un relieve no siempre debidamente valorado. Nociones tales como “Teoría del Estado y Constitución Jurídica nacieron junto con el llamado Estado Moderno. Con todo Sampay ha intentado, creemos que exitosamente, rehabilitar la dimensión pre-política sustentada en la idea de Orden Natural, ofreciendo a esas ideas un nuevo significado.

La argumentación ofrecida por Sampay deja abierta la posibilidad de extraer nuevas respuestas ante los problemas actuales de la Filosofía Política. Qué, significa una Introducción a la Teoría del Estado precisamente en la era de un Nuevo Orden Mundial .

Sin descartar la propuesta de PIERPAULI José Ricardo; o, mejor, dejando pendiente el proyecto; en el presente trabajo realizaremos un análisis comparativo del corpus teórico “Los Fundamentos gnoseológicos de una teoría realista del Estado” de Arturo Enrique Sampay con los Tipos puros (ideales) de Max Weber. El trabajo se estructura en tres subtítulos a saber:

En el primer inciso se expone los Tipos Ideales de Max Weber tal como se encuentra en la primera parte del libro Economía y Sociedad. Su metodología centrada en los Tipos Ideales y señalando la “acción social” como concepto central de la teoría sociológica y el Estado carente de materialidad y existencia independiente.

El segundo apartado muestra la “Crítica de Arturo Sampay a Max Weber”; centrando su atención a los tipos ideales o puros y dentro de ellos a la “acción social” o “acción humana social” y al Estado.

Finalmente, como tercer punto se presenta “Los Fundamentos gnoseológicos de una teoría realista del Estado” de Sampay en los conceptos que interesa de su crítica a Weber. Con esa triada del trabajo se tiene una visión completa de los Tipos sociales de Weber, de la Crítica de Sampay al sociólogo alemán y la propuesta gnoseológica del intelectual argentino.

1.- Max Weber: Tipos ideales

En los fundamentos metodológicos la pretensión weberiana es acercarnos mediante los tipos ideales a una explicación de la actividad con arreglo a fines orientados racionalmente y sólo circunstancialmente captados intelectualmente: Veamos lo que establece:

“Toda interpretación de una acción con arreglo a fines orientada racionalmente de esa manera posee – para la inteligencia de los medios empleados – el grado máximo de evidencia. Con no idéntica evidencia, pero sí suficiente para nuestras exigencias de explicación, también comprendemos aquellos ‘errores’, (inclusive confusiones de problemas) en los que somos capaces de incurrir o de cuyo nacimiento podríamos tener una experiencia propia, Por el contrario muchos de los valores y fines de carácter ultimo que parecen orientar la acción de un hombre no lo podemos comprender a menudo, con plena evidencia, sino tan sólo, en ciertos circunstancias, captarlos intelectualmente; más tropezando con dificultades crecientes para poder revivirlos por medio de la fantasía endopática a medida que se alejan más radicalmente de nuestras propias valoraciones últimas”

Dando un paso más, fijémonos en las condiciones que señala Weber para la interpretación objetiva de acción de las ciencias histórico-sociales; y, en caso contrario si éstos fallan contentarnos con valores y fines como meros datos: “Tenemos que contentarnos, según el caso, con su interpretación exclusivamente intelectual o, en determinadas circunstancias – si bien esto puede fallar, con aceptar aquellos fines o valores sencillamente como datos para tratar luego de hacernos comprensible el desarrollo de la acción por ellos motivada por la mejor interpretación intelectual posible o por un revivir sus puntos de orientación lo más cercano posible”

Respecto al método científico construida por él y que revolucionó la metodología existente y que sirven de fundamento para la construcción de los tipos ideales manifestará: “El método científico consistente en la construcción de tipos investiga y expone todas las conexiones de sentido irracionales, efectivamente condicionadas, del comportamiento que influyen en la acción social, como ‘desviaciones’ de un desarrollo de la misma ‘construido’ como puramente racional con arreglo a fines”

Lo característico de la metodología weberiana es que la acción es una disposición estrictamente lógico a través del que se puede aprehender los acontecimientos reales, pero a la vez éstos están influidos por una serie de hechos o actos irracionales que le sellan una impronta diferente:

“La construcción de una acción rigurosamente racional con arreglo a fines sirve en estos casos a la sociología – en méritos de su evidente inteligibilidad y, en cuanto racional, de su univocidad, como un tipo (tipo ideal), mediante el cual comprender la acción real, influida por irracionalidades de toda especie (afectos errores), como una desviación del desarrollo esperado de la acción racional (…) De esta suerte, pero sólo en virtud de estos fundamentos de conveniencia metodológica, puede decirse que el método de la sociología “comprensiva” es “racionalista”. Este procedimiento no debe, pues, interpretarse como un prejuicio racionalista de la sociología, sino sólo como un recurso metódico; y mucho menos, por tanto como si implicaría la creencia de un predominio en la vida racional. Pues nada nos dice en lo más mínimo hasta que punto en la realidad las acciones reales están o no determinadas por consideraciones racionales de fines. (No puede negarse la existencia del peligro de interpretaciones racionalistas en lugares inadecuados. Toda la experiencia confirma, por desgracia este aserto)”

De acuerdo con ese carácter cognitivista de los tipos, Weber entiende por sociología “una ciencia que pretende entender, interpretándola, la acción social para de esa manera explicarla causalmente en sus desarrollos y efectos”

La perspectiva cognitivista que tienen los tipos ideales weberianos para la comprensión de la realidad social tiene como fundamento la hermenéutica, ya que el tipo-ideal es una ficción útil que no existe como tal en la realidad. Lo expresa Weber cuando afirma que “toda interpretación persigue la evidencia. Pero ninguna interpretación de sentido, por evidente que sea, puede pretender, en méritos de ese carácter de evidencia, ser también la interpretación causal válida. En sí no es otra cosa que una hipótesis causal particularmente evidente”.

Y la razón de ese fundamento hay que verla en lo que Max Weber entiende por tipos ideales: “son imágenes en las que construimos relaciones, utilizando la categoría de posibilidad objetiva, relaciones que nuestra imaginación, formada y orientada según la realidad, juzga adecuadas”. La finalidad de los tipos ideales la expresa Weber de modo claro cuando afirma que “… en todos los casos, racionales como irracionales, se distancia de la realidad, sirviendo para el conocimiento de ésta en la medida en que, mediante la indicación del grado de aproximación de un fenómeno histórico a uno o varios de esos conceptos, quedan tales fenómenos ordenados conceptualmente” El tipo ideal es, por consiguiente, un concepto construido racionalmente con el que se trata de explicar los rasgos esenciales de un fenómeno frecuente.

Pasemos a observar la definición, de relación social, que propone entre sus conceptos sociológicos fundamentales: “Por relación social debe entenderse una conducta plural –de varios- que, por el sentido que encierra, se presenta como recíprocamente referida, orientándose por esa reciprocidad. La relación social consiste, pues, plena y exclusivamente en la probabilidad de que se actuará socialmente en una forma (con sentido) indicable; siendo indiferente, por ahora, aquello en que la posibilidad descansa”

Con respecto al sentido de la conducta humana: la pretensión weberiana es mostrar que la comprensión del sentido de la conducta se convierte en la explicación de su configurarse en relación con las condiciones que la vuelven posible, es decir, en una determinada relación social. Por otra parte la tarea de la sociología comprensiva se convierte en la elaboración de tipos-ideales de conducta; es decir, son formas de acción social que pueden ser discernidas en el comportamiento de los individuos. Veamos lo que señala Weber:

“Los procesos y objetos ajenos al sentido, entran en el ámbito de la acción como ocasión resultado, estímulo u obstáculo de la acción humana. Ser ajeno al sentido no significa ‘inanimado’ o ‘no humano’. Todo artefacto, una máquina por ejemplo se comprende e interpreta en fin de cuentas por el sentido que a su producción le presta (o quisiera prestar) la acción humana (con finalidades posiblemente muy diversas); sin el recurso a ese sentido permanece completamente incomprensible. Lo comprensible es, pues su referencia a la acción humana, ya como ‘medio’, ya como el ‘fin’ imaginado por el actor o actores y que orienta su acción. Sólo mediante estas categorías tienen lugar una comprensión de semejantes objetos” .

Weber da un paso más, al condicionar la acción social pasada, presente o futura, individual o plural a las expectativas de otros actores. Sirviéndose del proceso causa efecto nuestro autor nos señala que la acción social está orientada a los intereses de otros individuos que podemos o no conocerles

“La acción social (incluyendo tolerancia u omisión) se orienta por las acciones de otros, las cuales pueden ser pasadas pueden ser pasadas, presentes o esperadas como futuras (…). Los ‘otros’ pueden ser individualizados y conocidos o una pluralidad de individuos indeterminados y completamente desconocidos (el ‘dinero’ por ejemplo significa un bien – de cambio – que el agente admite en el tráfico porque su acción está orientada por la expectativa de que otros muchos, ahora indeterminados y desconocidos, estarán dispuestos a aceptarlo también, por su parte, en un cambio futuro”

A través de la idea expresada en la cita anterior, Weber refuerza diferenciado las actividades que realiza el actor, en cuanto, toda acción de un sujeto está necesariamente orientada por las acciones de otros sujetos. Fijémonos en el procedimiento weberiano para la comprensión de la sociedad y que constituye el plano causal en el que se traduce la conducta humana; es decir, el modo en que se destacan, lo que hace posible aprender los procesos causales, las regularidades de las formas de conducta social.

La conducta íntima es acción social sólo cuando está orientada por las acciones de otros. No lo es, por ejemplo, la conducta religiosa cuando no es más que contemplación, oración solitaria, etc. La actividad económica (de un individuo) únicamente lo es en la medida en que tiene en cuenta la actividad de terceros. Desde un punto de vista formal y muy general. Cuando toma en cuenta el respeto de su propio poder efectivo de disposición sobre bienes económicos. Desde una perspectiva material: cuando, por ejemplo, en el ‘consumo’ entra la consideración de las futuras necesidades de terceros, orientando por ellas de esa suerte su propio ‘ahorro’. O cuando en la producción pone como fundamento de su orientación las necesidades futuras de terceros, etc.”

Pasemos ahora a otro aspecto, de suma importancia en la metodología weberiana. El Estado. En Weber el Estado sólo puede ser pensado como el producto de la acción individual dotada de sentido subjetivo; en consecuencia, y en el límite, el Estado carece de materialidad propia, está privado de una existencia independiente; en otras palabras, está lejos de constituir una realidad enteramente externa e impuesta desde fuera y por encima de la voluntad de los individuos. Veamos lo que señala al respecto:

“Para otros fines de conocimiento (p. ej., jurídicos) o por finalidades prácticas puede ser conveniente y hasta sencillamente inevitable tratar a determinadas formaciones sociales (estado, cooperativas, compañía anónima, fundación) como si fueran individuos (por ejemplo como sujetos de derechos y deberes, o de determinadas acciones, por el contrario, esas formaciones no son otra cosa que desarrollos y entrelazamiento de acciones específicas de personas individuales, ya que tan sólo éstas pueden ser sujetos de una acción orientada por su sentido”

No puede haber confusiones: cuando se habla del Estado, o de cualquier otra representación de este tipo, se hace referencia exclusivamente al desarrollo de la acción de unos cuantos individuos, real o construido por la imaginación del investigador bajo la forma, por ejemplo, de un tipo ideal. No existe en este esquema una colectividad en acción.

Como decíamos líneas arriba el Estado, para Weber, depende de los individuos y de la construcción imaginativa de quien investiga. Weber lejos de constituir una realidad independiente de las voluntades individuales, lo sitúa más bien como su más genuino producto.

“(…) la interpretación de la realidad tiene respecto a esos conceptos colectivos una doble relación: a) se ve obligada con frecuencia a trabajar con conceptos semejantes (que a menudo llevan los mismos nombres) con el fin de lograr una terminología inteligible. El mismo el lenguaje jurídico que el cotidiano se refiere, por ejemplo, con el término estado, tanto al concepto jurídico como a aquellas realidades de la acción social frente a las cuales la norma jurídica eleva su pretensión de validez. Para la sociología la realidad estado no se compone necesariamente de sus elementos jurídicos; o, más precisamente, no deriva de ellos”

Y en ese mismo sentido es que señala que el concepto de Estado es el mismo tanto en el ámbito legal como en el ordinario y a la vez la normatividad le otorga validez. Al mismo tiempo en la teoría de Weber el Estado – como veremos abajo, no tiene una existencia o una materialidad propia.

“… b) la interpretación de la acción debe tomar nota del importante hecho de que aquellos conceptos empleados tanto por el lenguaje cotidiano como por el de los juristas (y también por el de otros profesionales), son representaciones de algo que en parte existe y en parte se presenta como un deber ser en la mente de los hombres concretos (y no sólo de los jueces y burócratas, sino del público en general), la acción de los cuales orientan realmente; y también debe tomar nota de que esas representaciones, en cuanto tales, poseen una poderosa, a menudo dominante significación causal en el desarrollo de la conducta humana concreta. Sobre todo como representaciones de algo que debe ser y también que no debe ser”

A manera de conclusión, del corpus teórico weberiano de economía y sociedad, se desprende claramente que frente al Estado no se encuentran la sociedad civil, o las acciones colectivas de las clases, el pueblo o la conciencia colectiva, sino se encuentra el individuo (con sus elecciones) poniendo un freno a su poder. Es la acción individual – libre - la productora del orden político

2.- Crítica de Arturo Sampay a Max Weber.-

Sampay señala que el Tipo ideal pensado por Weber es una herramienta “de un saber sociológico”, que supliría efectivamente a la noción tradicional de esencia. Pero éste se encuentra “aprisionado por el nominalismo que penetra su pensamiento filosófico”, entonces Weber “no puede tramontar el inmanentismo kantiano del saber, que concibe la ciencia como una tarea de construcción puramente racional del objeto sabido”. Por tanto este Tipo ideal no es “una descripción de la realidad, ni un concepto general, ni tampoco el tipo medio de un conjunto de fenómenos, sino que consciente y voluntariamente resume una totalidad histórica en una ficción lógica, sustituyendo lo real por un esquema mental inteligible” .

Siguiendo en la misma línea de la crítica Sampay expresará:

“El Tipo Ideal de Max Weber, se logra concibiendo los fenómenos históricos, los hechos sociales, como acciones humanas rigurosamente racionales y conformadas de acuerdo a un fin por medio del cual sea posible, en el cotejo, la comprensión de la acción real, influida por el entrecruzamiento de toda especie de irracionalidades, a las que se considera como “desviaciones” de ese desarrollo, construido como puramente racional y con arreglo a fines”

De acuerdo a Sampay los Tipos puros (ideales) son meros recursos metódicos “de la realidad histórica-social (…) como una reacción física calculada sobre el supuesto de un espacio enteramente vacío” . Son, entonces, ajenas a la materialidad, que no nos permitirán comprender una “acción social, por la intrusión de agentes irracionales ni facilitar “el conocimiento de los motivos reales de la acción social”

La “acción” humana se basa en “un obrar externo o interno en un omitir o permitir, realizados por un sujeto y dirigidos hacia un fin”, Más adelante citando a Weber escribirá la “acción social” consiste en una acción humana en la que el fin perseguido por su sujeto o sujetos está referido a la conducta de otros.”

Sampay parafraseando a Weber dirá: el Tipo ideal es fundado en forma inmaterial “como una acción racional rigurosa, con arreglos a fines, su conocimiento se opera mediante la “comprehensión” que en Max Weber, equivale a la captación interpretativa del sentido construido, metódicamente para la elaboración del Tipo ideal de un fenómeno histórico frecuente” Por tanto, un fenómeno social-histórico es “’comprehendido’ en base a la racionalidad que contiene o se supone que contiene, y esta dimensión de racionalidad sirve de sustraendo para deducir los ingredientes irracionales que intervienen, también en la constitución de la realidad social-histórica”

Arturo Sampay nos enseñará que Weber fiel al “nominalismo”, “para fines de conocimiento científico o de utilidad práctica” se debe tratar

“(…) determinadas formaciones sociales tales como el Estado, del mismo modo que si tuvieran un ser, una realidad, para la interpretación “comprehensiva”, por el contrario esas formaciones no constituyen sino meras maneras de llamar a desarrollos y entrelazamientos de acciones propias de personas individuales, ya que solamente éstas pueden ser sujetos de una acción orientada por un sentido. Pero de todos modos, el investigador no puede ignorar, aún para sus propios fines esas estructuras conceptuales de naturaleza colectiva, que son instrumentos técnicos para conocer la realidad”

Estudiando a Weber Arturo Sampay señalará que la exégesis de la “acción social” posee un doble vínculo con relación al concepto de Estado y a continuación citará la parte pertinente de la obra economía y sociedad. En el primer parágrafo indicará:

“a) se ve obligada frecuentemente a trabajar con un concepto semejante, y que lleva a menudo, el mismo nombre, a fin de lograr una terminología inteligible. Tanto el léxico jurídico como el vulgar se refieren, con el término Estado, bien el concepto jurídico, bien a las realidades de la acción real frente a las cuales la norma jurídica eleva su pretensión de validez. Para la sociología no existe un ente en acción sino que, cuando se refiere al Estado, lo hace al desarrollo en una forma determinada o de la acción social de unos cuantos individuos, sea esta real, o construida como posible. Se introduce con ello, el concepto jurídico empleado en méritos de su precisión y uso general, un significado totalmente diverso”

Y en el segundo inciso establecerá - Sampay - que esos vocablos, usados en la expresión judicial y ordinaria son signos de indicios que por una parte existen y por otra se muestran como un deber ser en el raciocinio del sujeto, cuyo quehacer ordena positivamente, además se debe tomar nota que esos caracteres, en cuanto tales, poseen una poderosa e imperioso – alcance impensado en el progreso de mando humano, esencialmente “como atributos de algo que debe ser y, también que no deben ser”

Consiguientemente es impensable que la teoría Weberiana enseñe al Estado en su existencia material - objetiva, sino lo presenta “como una síntesis lógica elaborada subjetivamente con fines metódicos. (…) El concepto científico del Estado”, por lo mismo afirma Max Weber, es “siempre naturalmente, una síntesis que nosotros hacemos para determinadas finalidades de conocimiento”

3.- Arturo Enrique, Sampay: Fundamentos gnoseológicos de una teoría filosofía realista del Estado

Sampay al fundamentar su gnoseología explicará que un objeto es percibido “en la medida que es acto, y por otra, que el alma, que está en acto en cuanto es forma del cuerpo, está en potencia en tanto es naturaleza y principio de actividad propiamente espiritual”, lo que significa que puede conocida, pero ser conocida, sino sólo en cuanto esta potencia resulta acto. Es decir la inteligencia no se conoce instintivamente “a sí misma, puesto que para ello necesita servirse de sus operaciones”

Más adelanta señala que en el proceso del conocimiento se percibe en su materialidad la existencia “de una facultad para conocer y de un sujeto conociente”:

“(…) entonces el conocer de la “existencia de un sujeto que conoce es inseparable de la operación misma, y posee su misma evidencia, pues no se la percibe como una entidad abstracta, sino como un acto concreto que, como tal, se realiza en un sujeto determinado. Es imposible, en efecto, captar una operación cognoscitiva concreta sin aprehender, simultáneamente, el sujeto que la cumple”


Entonces tanto el ser del objeto material y la consciencia que de sí mismo tiene el sujeto en la primera percepción del objeto les encuentra dialécticamente relacionados. Ese es el camino por donde transita el intelecto para arribar al entendimiento. Lo que significa que la inteligencia no tiene como punto de partida la duda sobre su capacidad, sino que parte de un “realismo” practicado y al momento confrontado y confirmado

Consiguientemente la verdad para Arturo Sampay es:

“(…) la adecuación del espíritu con el ser, de donde resulta que el conocimiento verdadero debe consistir, necesariamente, en una identificación del sujeto y del objeto, lograda porque el sujeto conociente deviene el objeto conocido (…) esa identificación del sujeto con la cosa conocida se produce en el orden de la existencia intencional: el ser conociente recibe la forma de otro ser, sin perder nada de su naturaleza propia; acoge la impresión extraña y la hace suya, sin que deje ser una referencia a otra cosa”

En este proceso gnoseológico esclarece Sampay que “el sujeto exige admitir en la inmanencia de la facultad conociente una similitud del objeto” por dos razones: “primero porque el objeto penetra en la facultad para hacerse presente en ella”, sin embargo no puede traspasar el reducto del entendimiento sobrellevando su materialidad, sino sólo a través de su sobre existencia etérea, “segundo, porque la facultad cognoscitiva necesita recibir una causa eficiente que la haga pasar de la potencia al acto”

El intelecto actor – fija Sampay -aprehende, a la sazón la accesibilidad de los entes materiales y facilita que, sin embargo la propiedad de esos entes, se las reconozca según perspectivas “universales”, ya que, si lo simple fuera señalado en su especificidad tangible, no existiría falta de una inteligencia actor, “cómo no es menester, para los sentidos, un sentido agente”

Lo “inteligible” que se encuentra potencialmente en la concavidad de los objetos “materiales”, para tramontarse en acto debe transformarse en ellas un avance de “abstracción” de los márgenes corpóreos y específicos que deja a la luz la naturaleza de esos organismos sensitivos. Veamos lo que señala Sampay:
“Estas esencias universales, inteligibles, en acto, que se logran por la intervención abstractiva del intelecto agente, actuando sobre las imágenes que provienen de la noticia intuitiva, constituyen las especies inteligibles impresas que, recibidas por el intelecto posible, lo especifican y causan su intelección en acto; pues la inteligencia, una vez que acogió el fruto de aquella abstracción precognoscitiva, como germen fecundante y co – principio del conocer, produce en sí, a modo de un fruto de vida, un concepto, una especie expresa de orden inteligible, con la que eleva, el objeto al supremo grado de actualidad y formación inteligible, deviniendo ella misma, en acto Terminal, la cosa tomada bajo ésta o aquella determinación inteligible”

Entonces las categorías “inteligibles” registradas captan su objetividad del aspecto resultante de la experimentación sensitiva, y captan su “espiritualidad e inmaterialidad” por el intelecto actor; es decir, un objeto a partir de una “imagen”, es cuerpo, por el entendimiento actor se vuelve en entidad “inteligible en acto”

Siguiendo la exposición gnoseológica de Sampay podemos observar un ulterior movimiento de la inteligencia, pues valiéndose del fruto de la “simple aprehensión” instituye un mejoramiento preciso, que optimiza el discernimiento del hombre. Dada la insuficiencia percepción intelectual humana es ineludiblemente fraccionada, porque no da sino perspectivas fragmentarias e inconclusas de la materialidad, lo cual “obliga a la inteligencia para lograr un conocimiento completo de la cosa, a recomponerla discursivamente, o sea, la inteligencia está forzada a juntar, en un acto posterior, las múltiples y diversas aprehensiones proporcionadas por la actividad del espíritu”

Siguiendo a nuestro autor, hará referencia al libro “Los fundamentos apriorísticos del derecho civil” de Adolfo Reinach, del cual tomará la definición de los actos sociales y citará: “los actos sociales reside en ser actos humanos que necesitan de la percepción sensible, desde que se manifiestan por signos exteriores y pierden su significación si no son percibidos por el destinatario, como una saeta que, lanzada por el sagitario, no llegan hasta su blanco”

Sólo entonces – dirá Arturo Sampay - por el discernimiento perceptible, se logra una relación:

(…) real entre las personas; pero quien recibe una comunicación, acoge siempre, mediante esos signos sensibles, un contenido objetivo, es decir, se le promete algo, se le comunica algo, se lo requiere para hacer algo o para recibir algo; por ende, en los actos sociales hay un objetivo común que traba una relación de persona a persona mediante signos exteriores que expresan un contenido inteligible. Consecuentemente, el acto social es, en todos los casos, un acto humano que participan algo a alguien, mediante signos externos”


Ahondando sobre los actos humanos sociales, para Sampay, éstos no son por sí mismos una “unidad de orden”. Pues en el caso que el tenor de la información efectiva sea, por decir, “un contenido de odio, aquella unidad no se consigue”. Por tanto es imprescindible que los sujetos “realicen actos políticos, que tiendan a un fin valioso, verdadero o tenido por tal, capaz de concitarlos a la amistad y de crear entre ellos una unidad de orden, un ligamento realmente objetivo, que los haga participar como co-sujetos, con consciencia de serlo, con consciencia de ser ‘nosotros’, adentro de una totalidad causada por aquel fin intelegido”

Respecto del Estado hará ampliamente referencia a lo largo de la segunda parte del libro, nosotros sólo mencionaremos lo que consideramos sustancial para el trabajo y para diferenciar con la percepción de Estado en Max Weber, en este sentido dirá que la realidad del:

Estado se ofrece a la percepción sensible del investigador como manifestaciones de actos humanos y como efectos materializados de actos humanos que son aspectos externos de la vida de instituciones, organizaciones, leyes y disposiciones autorativas. Es decir, si se quiere aprehender el Estado como realidad humana vivida, el observador debe sumergirse civilibus undis, debe establecer un contacto con las manifestaciones externas de todas las funciones, y con los cuerpos legales y las expresiones de órdenes y consignas que se dan, a la percepción sensible, como materialización de los ordenamientos jurídicos y de las instituciones políticas”

Lo que significa – de acuerdo a Sampay – que la existencia del Estado, es percibido materialmente en colectividades humanas, en actividades cotidianas de estos grupos, bajo un conjunto de reglas y preceptos. Pero continuamente como hechos corpóreos, ubicados en niveles iguales en la praxis humana, sin valores desiguales, ni diferencias de perspectiva, en tanto se opere un discernimiento científico que muestre el carácter y la facultad de ese compacto material de sucesos, secuelas y hechos humanos que, en un especifico período y en determinado espacio traman el ser de las condiciones políticas “Porque, en la percepción sensible de aquellos actos humanos externos y de efectos materializados de actos humanos, tienen origen, y se van encadenando, innumerables intuiciones intelectuales que rematan en conceptos, sobre los que, en seguida, los juicios reconstituyen la unidad ordenada y dinámica del Estado”

Dicho en otros términos Sampay especificará que la “realidad del Estado se aprehende a través de los sentidos”, a través de grupos humanos y en sus expresiones exteriores “de acciones humanas sociales que se ejecutan dentro de un espacio territorial”. Además en convivencia normativa de leyes y normas jurídicas.

Mas adelante recalcando lo aseverado el autor aclarará que “El estado, por tanto, se da en el distrito de la realidad histórica como una dinámica unidad de orden, causada por un fin, sin que el investigador, por el acto de conocerla, agregue o conforme algo respeto a esa realidad”

Finalmente Sampay señala que “La ciencia política”, está compuesta “por juicios de esencia sobre el Estado y por juicios normativos y de valor” emanados del propósito “del Estado descubierto por los juicios de esencia”. Por tanto: “la Teoría del Estado o Sociología Política, a su vez está integrada por juicios de existencia, sobre la concreta realidad estatal coexistente con el investigador. Sobre esa concreta realidad política actúan mediante juicios de valor, los juicios normativos de la Ciencia Política que mueven la voluntad de los hombres en el continuo reobrar dentro de la realidad política (…) que entreteje la realidad existencial del Estado”

Conclusiones.-

1.- De la exposición de Max Weber en sus Tipos puros (ideales) podemos concluir que: la perspectiva cognitivista que tienen los tipos ideales de Weber constituyen una ficción útil que no existe como tal en la realidad.

2.- Por tanto estos Tipos ideales: son imágenes en las que construimos relaciones, utilizando la categoría de posibilidad objetiva, Es decir el Tipo ideal es, por consiguiente, un concepto construido racionalmente con el que se trata de explicar los rasgos esenciales de un fenómeno frecuente.

3.- Weber entiende la relación social como una conducta plural –de varios- que, por el sentido que encierra, se presenta como recíprocamente referida, orientándose por esa reciprocidad y condiciona la acción social pasada, presente o futura, individual o plural a las expectativas de otros actores.

4.- El Estado, para Weber, depende de los individuos y de la construcción imaginativa de quien investiga como una realidad independiente de las voluntades individuales, lo sitúa más bien como su más genuino producto. A la vez el concepto de Estado es el mismo tanto en el ámbito legal como en el ordinario.

a) De la crítica de Arturo Sampay a Max Weber, podemos concluir que: el Tipo ideal pensado por Weber es una herramienta “de un saber sociológico”, que supliría efectivamente a la noción tradicional de esencia.

b) Al no poder tramontar el inmanentismo kantiano, que concibe la ciencia como una tarea de construcción puramente racional del objeto sabido, los Tipos ideales no son descripciones de la realidad, ni concepto general, sino que resume una totalidad histórica en una ficción lógica, sustituyendo lo real por un esquema mental inteligible”.

c) Sampay dirá que los Tipos puros (ideales) son meros recursos metódicos de Weber que no nos permitirán comprender una “acción social, por la intrusión de agentes irracionales ni facilitar “el conocimiento de los motivos reales de la acción social”. Ésta consiste en una acción humana en la que el fin perseguido por su sujeto o sujetos está referido a la conducta de otros sujetos

d) Sampay criticará el uso que hace Weber del concepto Estado, ya sea como léxico jurídico o como término vulgar con la finalidad de lograr una terminología inteligible. Por tanto es impensable que la teoría de Weber – dirá Sampay - enseñe al Estado en su existencia material.

l. Con Sampay concluimos que: al fundamentar su gnoseología explicará que un objeto es percibido “en la medida que es acto, y por otra, que el alma, que está en acto en cuanto es forma del cuerpo. Entonces el conocer de la “existencia de un sujeto no se la percibe como una entidad abstracta, sino como un acto concreto que, como tal, se realiza en un sujeto determinado

ll, Entonces tanto el ser del objeto material y la consciencia que de sí mismo tiene el sujeto en la primera percepción del objeto les encuentra dialécticamente relacionados.

Por consiguiente la verdad para el argentino es esa identificación del sujeto con la cosa conocida. Acoge la impresión extraña y la hace suya, sin que deje [de] ser una referencia a otra cosa”

III. Un ulterior movimiento de la gnoseológica de Sampay es el movimiento de la inteligencia, pues valiéndose del fruto de la “simple aprehensión” instituye un mejoramiento preciso, que optimiza el discernimiento del hombre.

IV. Los actos sociales residen en ser actos humanos que necesitan de la percepción sensible, desde que se manifiestan por signos exteriores y pierden su significación si no son percibidos por el destinatario

V. Finalmente el Estado se ofrece a la percepción sensible del investigador como manifestaciones de actos humanos y como efectos materializados de actos humanos que son aspectos externos de la vida de instituciones, organizaciones y leyes. Entonces la materialidad del Estado se aprehende a través de los sentidos”, a través de grupos humanos y en sus expresiones exteriores “de acciones humanas sociales que se ejecutan dentro de un espacio territorial”. Además en convivencia normativa de leyes y normas jurídicas.

Bibliografía.-

SAMPAY, Arturo Enrique. Introducción a la Teoría del Estado, Bibliografía Omega, Buenos Aires, 1964

PIERPAULI José Ricardo, Docente de la Universidad del Salvador, Buenos Aires. Materia: Introducción a la teoría del Estado y Constitución Jurídica.

WEBER, Max, Economía y sociedad, Fondo de Cultura Económica, México 1977.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------
Jhonny Lazo Zubieta. Abogado; licenciado en Filosofía; Doctor en Ciencias Políticas. Publicaciones: Ética y política en Juicio a la dictadura del Narcotráfico ASOFAM, 1993; Tierra y Territorio: Nación “camba” indígena Vs. Oligarquía latifundista, Verbo Divino, 2007; Die Mojeños in Beni - Von der ethnischen zur politischen Identität. En Bolivien im Umbruch. Der schwierige Weg zur Neugründung, Quetzal, Leipzig, 2009; Historia del Racismo en Bolivia, Educación y cultura, 2010

jhonnylazoz@hotmail.com

Darwinismo social de Franz Barrios

Darwinismo social de Franz Barrios

“Justicia Comunitaria” vs. “Derecho Positivo”

111 años después del proceso Mohoza, con un salto atávico y criticando a la “Justicia Comunitaria” Franz Barrios nos recuerda aquel nefasto episodio. El aludido señala impostoramente que los hechos criminales del norte de Potosí son parte de la Justicia Comunitaria. Veamos.

“Estos sistemas primitivos de ordenamiento social son muy imprecisos. Los parámetros esenciales de lo que se tiene y entiende como "justicia comunitaria… son fundamentados en una de las más antiguas fuentes de origen del Derecho, la fuente oral de costumbre transferida… de una generación a otra. Este detalle de la oralidad permite que se modifiquen hasta el deformamiento aquellos preceptos concebidos de forma diferente en su inicio. Dificultando precisar si lo que hoy practican los reconocidos en la "justicia comunitaria" es cabalmente costumbre milenaria o mutación deformada…”

Barrios, toma como laboratorio de análisis los hechos, luctuosos, cometidos por comunarios del norte de Potosí en contra de cuatro policías. Atribuyendo maliciosamente aquel hecho - como parte sustantiva - a la “Justicia Comunitaria”. Esta posición no es nueva, porque en su momento Liberales y federales se esmeraron, más que en la misma contienda, en sacar ventaja del laboratorio social; es decir, del proceso Mohoza, para justificar la supuesta criminalidad innata del indígena, sobre todo del aymará .

El defensor de los indígenas fue Bautista Saavedra, quién es su alegato expresaba:”Pueden ser como yo creo, que pretendieron una locura, que plantearon un problema irrealizable, que invocaron una causa, desde luego perdida; porque una raza degradada como la aymará “en fase de extinción“no podrá jamás sobreponerse a una raza superior (…) triunfaremos los blancos porque somos más fuertes y más civilizados, aunque seamos menos.”

Extraña defensa a los indígenas aymaras del ilustre liberal Saavedra. Si leemos atentamente la cita de Franz Barrios, nos daremos cuenta que el espíritu de su escrito es el mismo que le inspiró a Saavedra: la superioridad del blanco y su procedimiento jurídico frente a los “sistemas primitivos de ordenamiento” de la "justicia comunitaria… que hoy practican los reconocidos en la "justicia comunitaria" es cabalmente costumbre milenaria o mutación deformada” (sic)


Más adelante Barrios señala que “los justicio-comunitarios no recuerdan que sin el ordenamiento positivo y sus formas como la Constitución Política del Estado, ni hoy ni jamás se les hubiera reconocido esas dimensiones ajusticiadores de las que gozan y en las que socapan sus delitos” . Su sistema dirá Barrios refiriéndose a la justicia comunitaria “no conoce de estabilidad preceptiva a causa de la ya mencionada maleabilidad costumbrista. Los caracteres de este sistema de usos y costumbres que pretenden justicia son la negación absoluta e incompatible del orden positivo de Derecho”. Y concluye emulando a Bautista Saavedra cuando expresa que en “… la "justicia comunitaria", la costumbre (buena o mala, deformada o no) se impone al momento, al capricho de los instintos” .

Veamos las ideas en el alegato del “defensor” Saavedra, que resultan por sí mismas muy evidente y refleja con exactitud la mentalidad de la época que hoy retorna en la mentalidad de Franz Barrios:

Desde ese punto de vista psicológico en que encontraban las indiadas, la suerte de los prisioneros del templo no dependía pues, de ninguna manera, de su condición política. La obsesión de que estaban poseídos aquellos orangutanes sanguinarios era, en momentos de sobreexcitación, motivo más que suficiente para decidir el sacrificio de las indefensas víctimas. En palabras de Barrios: “capricho de los instintos.

En suma para Saavedra los actos de los indígenas representan “la medida de su incapacidad jurídica, de su irracionalidad natural” . En tanto para Barrios la “justicia comunitaria” “Responde al criterio de lo que esa particular costumbre entiende como justo o injusto… y por ende la consecución testaruda de su deseo y afán linchador” .

No contento con tremendos exabruptos, Barrios concluye clamando que “El ajusticiador comunitario actúa en tanto pueblo, horda, masa. Es la "comunidad la que castiga", dicen ellos. Al final se distorsiona tanto el fin que se in justifican los medios, y se concurre en un nuevo delito” .

Sin duda ambos textos - con 110 años de distancia - son productos perfectos de un “spencerianismo positivista” o si se quiere de un “darwinismo social”. Uno y otro plantean que los actos de los indígenas deben ser considerados como manifestación retrograda, destinados a desaparecer en beneficio del país y por la racionalidad positivista euro céntrica.


En otra parte del texto Barrios descontextualizando los hechos y el concepto de “Justicia Comunitaria” escribe: “Tampoco quieren acordarse de que siguen requiriendo de los dogmas y códices del Derecho Civil cuando adquieren, transfieren, suceden, venden sus bienes. Y lo hacen no por que aun no hayan abarcado en su ajusticiamiento comunitario estas especialidades, sino porque saben sé impedidos de hacerlo” . (sic)
Se habrá enterado el señor Barrios, que los pueblos indígenas de los llanos de Mojos irrumpieron en el escenario político nacional, marchando desde Trinidad hasta la ciudad de la Paz. Erigiéndose dicho movimiento - según varios intelectuales - en un momento constitutivo . Y que dicho movimiento no fue producto de una horda de indios; sino que se dio “… a través de la construcción de un tejido organizativo entre los diferentes grupos indígena del Beni. Y, que esta irrupción, fue originada, entre otros elementos, por la intensificación del bloqueo sobre territorios indígenas originarios, por parte de los ganaderos y empresas madereras” .


Barrios iracundo escribe: “Como cuando un citadino es ejecutado, o se le son expropiados sus bienes, sin proceso ordinario (en razón a su origen y/o residencia) por hordas comunitarias que se amparan en sus usos y costumbres” (sic) Ignorando que el derecho positivo que defiende sólo sirvió para robar territorios indígenas, como señala Ernesto Noe, primer Presidente de la Central de Pueblos Indígenas del Beni:

Los ganaderos y madereros nos quitan nuestras tierras – dirá Noe - "... explotándonos en sus haciendas, maltratando a nuestros hermanos y hermanas, violando a nuestras hijas. Y sin autoridad ante quien reclamar justicia para que nos defienda de tanto ultraje, para que no sigan avasallando nuestros territorios, que nos pertenecen. En respeto a nuestra dignidad, decidimos organizarnos, en el ámbito de los pueblos Mojeños.

Sobre el punto y para ilustrar al frenético Barrios, Regalsky escribe: "En ese contexto, la marcha indígena que recorrió más de 500 Km. Partiendo de la región amazónica y atravesando las altas cumbres que rodean la ciudad de La Paz, logra generar las primeras fisuras en el frente reaccionario, con un fuerte impacto mediático y con la simpatía que logra crear en los sectores urbanos: ¡Los indígenas amazónicos también existen! Vienen en reclamo de sus territorios y recursos naturales que están siendo arrasados por las empresas madereras y por los ganaderos que se apoderan ilegalmente de tierras con títulos falsificados o simplemente por la fuerza."

O el testimonio de Pablo Nadal, indígena mojeño que relata: "A nuestros abuelos les quitaron sus territorios los blancos ganaderos. Tierras que desde siempre han ocupado nuestros antepasados. Ahora los carayanas hicieron grandes alambradas, reduciendo las tierras de nuestros pueblos, dejando solo un pedazo de tierra que no nos sirve, por que vivimos de otra forma, cazando y pescando hoy aquí y mañana en otro lugar, para que no se termine nuestro alimento."
.
¿De qué valores del “sistema positivo” con su “razón de su ser y deber ser; como la vida, la libertad o la integridad humana”, escribe y defiende a capa y espada Franz Barrios? ¿Para qué sirvió el derecho positiva que tan acaloradamente preconiza el referido?

Finalmente, qué es el derecho en definitiva. Para quien escribe estas líneas “el derecho es la voluntad de la clase dominante elevada a la categoría de ley”, tal cual señalaba el viejo Marx. Derecho que defiende el partido de cambio: refrendando el latifundio con el artículo 399 de la Constitución Política del Estado y ratificando la desnacionalización de los hidrocarburos iniciada por Gonzalo Sánchez de Lozada, firmando nuevos acuerdos sin esperar las auditorías que requería el entonces Ministro de Hidrocarburos Dr. Andrés Soliz Rada.

Jhonny Lazo Zubieta
C.I. 3269871 SC